Categoría: Personal

  • Encontrado en la basura

    Me gusta ir de mercadillos y revolver en los tenderetes en busca de cosas diferentes. ¿Diferentes a qué?. Nunca lo se, solo estoy segura cuando las encuentro. Antes de caer enferma con una gripe de no te menees que te dan mareos, estuve en una de estas catedrales de lo viejo, lo roto, lo «kitch», lo útil y lo sorprendente. ¡Ah!, y lo «vintage». Me traje unos cuantos «trofeos» entre los que se encuentran varias cartas de alguien enamorad@ -a medias, creo yo-, y la primera de todas la traigo a este rincón porque me parece encantadoramente contradictoria. Como la vida misma.

    Buscando tesoros por un mercadillo.

    «Hola, cariño:

    Antes de salir, me dí cuenta de que todo había sido un error. ¡Somos tan modernos!. Unas pequeñas vacaciones pero cada uno por su lado. Hay que evitar por todos los medios correr el riesgo de ahogarnos en medio de nuestro amor, de tantos “te quiero” y de rebosar espumas entre polvo y polvo. No, no podíamos correr ese riesgo ¿verdad?. Y es que, como somos muy modernos, está muy bien el descansar de tu pareja durante unos días. Pareja que tampoco es una pareja al uso, porque nunca hemos convivido bajo el mismo techo. ¡Dios nos libre de semejante vulgaridad!.

    Cada uno por su lado… durante unas cortas vacaciones.

    Así que aquí estoy, a mil, dos mil, tres mil kilómetros de ti buscando una paz que no encuentro  en nuestra ciudad pero que quizás hubiese tenido contigo en cualquier otra parte. Mi habitación es grande y lujosa, con dos camas juntas. Hubiésemos estado a gusto aquí. ¿Qué coño haces en la dulce Francia?. ¿Meditar en solitario sobre lo raritos que somos?.

    Meditando sobre un viaje en solitario que no era necesario.

    ¿Por qué te fuiste allí si no era necesario?. Por otra parte  ¿qué pinto yo  en Canarias mientras tú haces nada en otro lado?. ¿Descansar de tu compañía?. Por qué no me habré ido contigo?. O tú conmigo… Y es que a veces ¡somos tan modernos!.

    Aquí hace mal tiempo, llueve, hace viento y no creo que sobrepasemos los 18 grados. Así que, entre otras cosas, me divierto viendo a todos los turistas guiris empeñados en lucir sus mejores galas veraniegas. Brazos y piernas al aire, blancos como carne de merluza, desorientados porque no saben cómo llenar su tiempo si el sol se esconde. Les habían dicho que Tenerife tiene seguro de sol. ¡Menudo chasco!.

    Malos tiempos. A algunos turistas parece que hasta les divierte.

    Después de deshacer mi equipaje, he bajado a dar una vuelta por los diversos bares del hotel. En uno de ellos, los guiris asistían babeando a un mediocre espectáculo de flamenco. En otro, me ha abordado muy educadamente un inglés. “¿Es posible que haya venido usted amigo, sin compañero… sin marido?.  Sí, era posible. “El amigo pasa estas vacaciones en otro lugar, lejos”. “¿Me aceptaría usted una copa?”. Pero no, hoy no le aceptaría una copa. Hoy estoy triste,  con un ligero cabreo y mucho cansancio. Es mejor, pienso, que me vaya a dormir. Y él se despide con un galante “lo siento. ¡Podía haber sido una agradable velada…!”.

    Podía haber sido una velada agradable pero no era la persona ni el momento. El lugar, sí era el apropiado.

    Y he subido a la lujosa, vacía y triste habitación a pensar en mis cosas. Tú, esta noche, eres “mis cosas”. No vuelvas a dejarme ir. No vuelvas a marcharte.

    Mucha habitación para una sola persona pero…¡tan… tan estupenda!. Por una vez…

    En la tele están poniendo una muy buena película en circuito privado para el hotel. ¡Que diablos!. Esta noche, la peli es lo que me importa. Ya seguiré pensando en ti en otro momento que esta persona que soy yo, ahora va a estar muy ocupada. Buenas noches,  mi querido Antonio .

    Con amor,

    Mariano»

    ¿No os parece que a veces en los mercadillos, entre basuras, podemos encontrar cosas cuando menos curiosas, entrar por un momento en la vida de otros, comprar un objeto que fué de otro y tiene una historia, indagar, vestirte con sus ropas, vivir o sentir su vida a través de sus sentimientos o sus cosas?. Tengo todavía más historias.

  • El ladrón de poemas

    Hoy me he reunido con una vieja amiga y compañera de los tiempos en que ambas estudiábamos Periodismo en la Universidad de Navarra. Es sorprendente como, al abrigo de una charla relajada y divertida, vuelven a la memoria recuerdos que habías borrado de tu vida. Ropas, lugares, rostros, olores, miradas, paseos… vida en definitiva que parecía enterrada y bien enterrada no por un especial interés en enterrarla, sino porque el tiempo va apartando a rincones recónditos muchas cosas para dejar sitio a otras que luego fueron más presentes, más importantes, más decisivas y definitorias de lo que ha sido buena parte de una vida. Hemos revivido exámenes, escapadas sin permiso, juegos atrevidos, copas de fuentes prohibidas y, cómo no, amores. Ligues más bien porque para ninguna de las dos ni uno solo de los que tuvimos en aquellos años fueron ni tan siquiera significativos.

    Eran tiempos de risas, diversión y no muchas responsabilidades. Nos lo pasábamos en grande con nuestras confidencias. No quedaba títere con cabeza.

    ¿Te acuerdas de aquel que estudiaba Derecho y que iba en la tuna, que era de Sevilla y andaba detrás de tí?- me dice ella mientras sujeta en la mano la última copa de la cena.Y yo: ¿y el canario tan guapo que estaba loquito por tus huesos y tú no le hacías ni caso mientras un montón de chicas de Filosofía le llamaban “el principito” y suspiraban a su paso?. Risas, recuerdos, volver a la juventud que entonces parecía eterna. Cuando empiezas a disimular canas, ese retorno momentáneo a los años dulces de estudiante resulta gratificante. Sin magia, sin milagros, retrocedes en el tiempo y vuelves a ser aquella chica entre pícara, formal, curiosa y precavida que fuiste. Yo no fuí una estudiante modelo, desde luego, pero siempre recuerdo que en una reunión de antiguos alumnos hace ya unos cuantos años, uno de mis viejos profesores me dijo algo que se me ha quedado grabado para los restos. “No, no eras una gran estudiante, faltabas a clase si tenías planes más divertidos, apretabas en la víspera de los exámenes y salías adelante. Nos traías de cabeza en ocasiones pero fuiste una de los alumnos que mejor vivió y entendió la universidad”. Me pareció un tanto sorprendente, pero no me dio más explicaciones. Siempre me he arrepentido de no pedírselas porque todavía no se muy bien que quiso decir. Pero, quizás por no saber, nunca he olvidado.

    Encontré una foto así de aquellos tiempos: melenas infinitas, contraluces y las dos mirando muy atentamente algo que había en la pared. 

    Y hablando de olvidos, mi amiga recuerda a un catalán que estaba detrás de ella y que era compañero de clase. Le escribía largas cartas en las que le contaba hasta el color de los calcetines que se había puesto cada día. En vacaciones le ponía conferencias, si viajaba le mandaba poemas sin remitente. Ella coqueteaba con él hasta que dejó de divertirle el juego y lo apartó. A fin de cuentas, nunca le había jurado amor eterno. Ni siquiera amor, ni un te quiero cuando él se lo repetía. Y bien, pasaron los años y un buen día el chico, convertido en periodista fracasado, profesor de otras materias que nada tenían que ver con lo que de joven soñaba, llamo a su puerta. Se vieron varias veces. Ella ya estaba separada y sin hijos ni ataduras. El, mal casado y con hijos, seguía soñando con ella. O jugó a eso hasta que mi amiga le dejó pasar… hasta el dormitorio. Habían hablado de los poemas que él le escribía y ella los buscó por algún armario porque sabía que estaban entre otros muchos recuerdos de otros cuantos amoríos y retazos de juergas de compañeros. Cuando el se fue marchó, mi amiga pensó que el tipo le seguía importando un bledo. Buena figura, poco pelo, un cierto olorcillo a sudor… no, nunca más volvería a su dormitorio. Prefería hombres con olor a Cacharel. O a Boss. (Que es una forma de decir qué tipo de hombres le atraían). Cuando él lo intentó de nuevo, ella lo mandó a escardar. En venganza, él le confesó que la vez anterior había ido allí a robarle los poemas que le había escrito de joven porque creía que eran muy buenos y pensaba incluirlos en un libro.

    El ladrón de poemas como un cazador furtivo huyendo en la noche.

    ¡Será cabrito! -pensó mi amiga. Le noté todavía una cierta indignación mientras me lo contaba. Pero luego su cara se fue transformando y emergió aquella sonrisa pícara de los años jóvenes. “Fuí enseguida a mirar en el cajón de donde había sacado los poemitas de marras y ¡ni te lo imaginas!. En un sobre grande doblado y con una nota que decía “Meriendas” estaban todos los poemas del tipo”. Marisa, mi amiga, empezó a revolver todos los papeles que tenía de aquellos tiempos y enseguida encontró una explicación. El ladrón de poemas se había llevado otros que pertenecían a unas canciones en catalán que le había hecho y dedicado otro de sus amoríos de entonces. Por suerte, al ladrón nunca le dieron la oportunidad de publicar sus poemas. De lo contrario, le hubieran reclamado derechos de autor junto con una denuncia por plagio.

    Cuando nos despedimos, las carcajadas de ambas seguían resonando en la calle semidesierta.

    Madrid de noche, siempre cómplice de buenos momentos. Apenas hay nadie, solo algún despistado y un taxi para cada una.
  • AMIGOS

    Habían sido como uña y carne durante años. Uno de los dos, en mejor situación profesional, siempre estaba dispuesto a echar una mano, defenderlo y  proporcionarle puestos de trabajo bien remunerados. Pero además, fuera del trabajo, eran inseparables. Participaban juntos en muchas actividades culturales, sociales y de puro entretenimiento. Las amorosas, nunca. Esas las llevaba cada uno por su lado aunque se lo contaban todo con todo lujo de detalles.

    dos amigos en contrasol bajo sombrilla

    Siempre juntos compartiendo durante años confidencias, alegrías y, a veces, sinsabores. Pero no era una relación entre iguales. El amigo de mi amigo siempre salía más favorecido de la relación entre ambos. 

    Algo se torció en el camino cuando laboralmente los separaron a la fuerza. Pero nada impidió, o quizás fue una cuestión del destino, que al cabo de unos años estuviesen juntos de nuevo. Ya nada fue igual. Su amigo del alma había sido sustituido por una bipolar que le hacía de chófer y los desprecios que el hacía a su viejo amigo eran incalificables. Por ejemplo, me contaba un día el agraviado, había llevado regalitos para todos en el trabajo porque las navidades estaban encima. Detallitos cuyos precios e importancia iban según el aprecio que tenía a los compañeros. A él le regaló la corteza de parafina de un queso. Envuelta y con lazo. Ante la indignación callada de semejante desprecio, cuando todos se marcharon, el arrancó con raíz buena parte de las plantas que tenía en una macetas en el lugar de trabajo, las metió en una bolsa con cuidado de que el aire no entrase en las raíces y se las llevó a su casa mientras tiraba la corteza de queso en una papelera que había en la calle. Todavía recuerdo esta y otras historias de mala fé sin motivo que el antes amigo le había hecho y de las que yo me enteré mientras me las relataba con lágrimas en los ojos. Nunca entendimos nada ninguno de los dos: ni él como sufridor ni yo como confidente.

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    Durante muchos años fueron los mejores amigos del mundo y la admiración en su entorno.

    Hoy pienso que, en la vida, todo pasa factura. Y que su cabeza no estaba bien debido a los excesos que había practicado a lo largo de su vida. Se había convertido en arbitrario, ególatra y no soportaba a quien no le estuviese diciendo todo el día lo magnífico que era. Acabó un buen día en que se pasó de fármacos, coca y alcohol en una juerga en la que no estaba oficialmente nadie. Entre sus escritos, había uno que hacía referencia a su viejo amigo. Era largo y pormenorizado, reconocía todo lo que había hecho por él en otro tiempo pero, como suposición final a su comportamiento, se deducía que lo que no soportaba de su antes amigo era deberle una buena parte de lo que, fugazmente, había conseguido en la vida y de que el otro fuera mejor.

  • EL PATIO DE MI CASA ES PARTICULAR

    Y dese luego, cuando llueve se moja como los demás. Pero no escribo sobre el patio de mi casa a causa de la lluvia, si no de otros factores bien extraños (desde el punto de vista de una persona normal y corriente).

    En Berlín son muy frecuentes los edificios de viviendas que tienen una casa de cuatro o cinco pisos (generalmente sin ascensor) que dan a la calle de turno. Tienen un portal y, una vez pasado el umbral, el visitante o vecino se encuentra con dos opciones: entrar en las escaleras de los pisos que dan a la calle, o pasar a una especie de patio-jardín y, al fondo de éste, se encuentran a su vez uno o dos portales que dan acceso a las casas de atrás, con ventanas al patio. ¿Se sitúan más o menos?. ¿Sí?. Vale, sigo adelante.

     

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    Los patios de viviendas, con árboles y jardines son habituales en buena parte de los edificios de Berlín. En ocasiones son patios tan grandes que ocupan el interior de toda una manzana de casas. 

     

    En la casa donde yo habito cuando estoy en Berlín, no hay edificio delantero con ventanas a la calle. En su lugar, hay un espacio vacío y amplio, con unos árboles inmensos. Hay una verja verde, una cancela que no se cierra ni abre automáticamente desde ninguna de las casas y por lo tanto casi siempre está abierta y cualquiera puede entrar directamente al patio-jardín. Al fondo  hay dos portales. Yo vivo en el bajo del portal izquierdo y, por tanto, mis ventanas están a pié de jardín, allí tengo mis rosas, mis arbustos y otras plantas temporeras que adornan un poco el ambiente. Justo al lado de la ventana del salón-estar, hay una pequeña valla de ladrillo que no se muy bien qué pinta allí y una pequeña caseta en cuyas paredes los grafiteros entran y dejan su «ingenio» plasmado con mejor o peor ingenio. Muy berlinés todo. Pues bien, ¿qué se les ocurre que hace bastante gente que entra de la calle al tener paso abierto a un patio?. Lo sé, han pensado que entran a robar ¿verdad?. Pues no. Aquí, al menos en el barrio semi pijo en el que vivo, no suele haber robos. De hecho las casas y oficinas en bajos con ventanas a la calle no suelen tener ni verjas, ni persianas ni nada más que la propia ventana. En alguna rara ocasión alguien entra en un negocio si desde fuera se ve que hay ordenadores (tienen predilección por los Mac) y se los llevan. Pero eso es, por lo general, todo con respecto a robos.

     

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    En Berlín es muy frecuente que las ventanas bajas no tengan rejas. Foto: artono9.

     

    La primera particularidad de mi patio es que la gente que se ve apurada, en vez de entrar a un café o bar a hacer sus necesidades menores se mete en el patio, da la vuelta a la caseta, se planta frente a mi ventana y mea con toda tranquilidad. «A fín de cuentas -deben pensar los usuarios- si puedo evacuar escondidito de la calle en este patio, ¿por qué no hacerlo?. Es mucho más barato que pedir un café y usar los servicios de un bar». No piensan que allí vive gente a la que, seguramente, no le agradará que su jardín sea el retrete del barrio. Conclusión: son unos guarros desvergonzados, tacaños, egoístas e insolidarios. Así que, desde que yo estoy aquí, en cuanto veo que alguien se pone detrás de la caseta y empieza a bajarse la bragueta, salgo por la ventana soltando improperios, insultos en correcto español barriobajero, mezclado con palabras en alemán como «fuera, fuera» o «policía, policía» . No se dan mucha prisa en salir, no, es como si tuvieran derecho a mearse en la casa de otros pero, por no aguantar la bronca y la escandalera, se suben la cremallera de la bragueta con toda parsimonia y se van.  Esto es frecuente. Menos habitual es que, a veces, entran abuelitas que pasean a sus nietos, les bajan la braguita o el calzoncillo y, con la mayor cara dura del mundo, ponen a sus nietos a mear justo en el borde de mis flores y plantas. «Liebe Frau, bitte» ( ¡querida señora, por favor!) y la señora mira a mis ventanas con cara de no entender por qué le hablo, así que tengo que pasar al «fuera, fuera, guarra, policía, policía». Esos nietos, cuando yo ya no esté en este mundo, serán mayores y entrarán a mear a este patio. «Conozco un sitio desde pequeño, aquí cerca, en el que podemos mear sin que nos cueste un duro», me los imagino con toda claridad y el convencimiento de que seguirá siendo así: este patio convertido en el meadero de los que estén o pasen por el barrio.

     

    MEANDO - FUENTE DE PIEDRA SIN GENTE - tumblr_mlqcs1YxmY1s2jlrho1_400

    Como no quiero poner orinando a uno de los visitantes del patio de mi casa, prefiero esta bonita  fuentecilla, con sus chorritos de agua. Mejor ¿no?.

     

    Enfrente de mis ventanas y el jardín, junto a la pared que separa mi patio del de la casa de al lado, están los  hierros donde se aparcan y amarran las bicis de los que aquí vivimos. A través de la cancela, el biciparking se ve desde la calle. Y hay huecos libres para poner alguna bici más. Antes he dicho que en Berlín, al menos en mi barrio, no son frecuentes los robos… salvo el de las bicis. En todo Berlín, a poco que te descuides, las bicis vuelan. Muchos roban a otros muchos que, a su vez roban de nuevo cuando se encuentran sin su bici. Pues bien, el parking de bicis del patio se ha convertido en un lugar donde dejar bicis robadas, esperar con ellas allí unos días a ver si no pasa nada, hasta que finalmente, viene el ladrón con un comprador que la prueba y, si le gusta,  la compra. Últimamente se ha frenado un poco este trasiego de bicis robadas porque un buen día aparecieron dos maravillosas bicis de aluminio guay, recién estrenadas y, cuando vino el ladrón con los compradores, se encontró con que las bicis habían volado. ¡Vaya por dios!, este patio milagrosamente parece que ha dejado de ser un almacén seguro para bicis robadas. Ya nos hemos librado de algo… por el momento.

     

    BICIS EN BERLIN - FOTO GUANCHE - berlin-mercadillo-mauerpark-1

    La compra-venta de bicis en Berlín es un negocio: honrado o no, bicis robadas o bicis «legales» se venden con cierto desahogo en cualquier zona, en el patio de mi casa (más discretamente) o en plena aglomeración, como vemos aquí, en la entrada del mercadillo del Mauer Park. Foto Guanche.

     

    Al pasar la cancela de mi patio, bajo los grandes árboles y antes de llegar al ensanchamiento donde están el jardín y los dos portales, hay una fila con siete cubos de basura. Aquí, en Berlín,  todo es reciclado, todo tiene su cubo y por lo tanto, es fácil hacer este acto tan cívico que es separar basuras. Es completamente distinto a Madrid, donde no suele haber sitio en los edificios de la ciudad para tener múltiples cubos alineados y allí dejar los diferentes tipos de basura. (Por eso me dió risa la estulticia con la que Ana Botella pretendía que en cada vivienda hubiera no se bien cuántos tipos de basuras diferentes. ¿Para ponerla dónde, señora alcaldesa, con estas cocinas diminutas?. ¿Para echarlas en qué cubos del edificio, señora Botella?.  Antes de pedir a los vecinos de Madrid que separen en varias bolsas las basuras de una casa, ocúpese de que haya dónde tenerla en las casas y dónde en los edificios, so lista). Bien, a lo que iba. Aquí si que hay dónde bajar las basuras de cada vivienda, cubos para el vidrio, para residuos orgánicos, para papel, para cartón, para briks y envases de comidas, para restos sólo biológicos, etc, etc. Si tengo las ventanas de la casa abiertas, oigo de vez en cuando ruido de vidrios rotos,  tapas de cubos que caen de repente. Son los pobres de Berlín, que, como tienen entrada libre a este patio, hurgan en las basuras para varias cosas: encontrar algo que echarse a la boca, recoger botellas que puedan devolverse en unas máquinas que hay en algunos centros o supermercados de barrio y  por las que te dan a cambio unos céntimos,  o con un poco de suerte encontrar alguna ropa o calzado viejo con que cambiar la ropa sucia o calzado roto que llevan encima.

     

    POBRE - ZAPATOS ROTOS - FOTO anyka - 3998340-desgastadas-y-maltratadas-zapatos-de-un-mendigo-en-las-calles

    Este pobre anda con los pies por el suelo. Quizás no encontró nada que le pudiera servir en ninguna basura , o quizás prefiera su pobreza a los desperdicios de los demás. Foto: anyka.

     

    Pero ¿en Alemania hay pobres?. ¿No es la tierra de la Merkel la tierra de la abundancia?. Depende, cada uno cuenta cuenta la feria según le va en ella. Yo no me quejo demasiado (tampoco le debo nada a la ªMerkel ni a su gobierno ni a sus instituciones), pero aquí hay pobres, y unos cuantos vienen a hurgar en la porquería que tiramos todos los vecinos de mi patio. Porque, hablando de reciclar, en Berlín sigue vigente una costumbre que abandonamos los españoles hace tiempo, pero que yo la recuerdo de mi infancia: los cascos de las bebidas se llevaban de vuelta a la tienda y te pagaban por ello. En España, los tiramos y el beneficio se lo lleva ¿quién?. A saber… ¿Sabe usted, alcaldesa Botella lo que se hace con las botellas en Madrid y quién se lleva los beneficios?. ¿Alguna adjudicación a dedo quizás?. Noooo, perdone, eso en Madrid no pasa nunca con nada ni con nadie, ya sabemos.

     

    POBRE EN CUALQUIER CALLE - FOTO BIDOUZE STAFA©PHANE - 7713104-pobre-y-borracho-hombre-tendido-en-la-acera-con-botellas-de-vino-cerca-de-basura-puede

    La pobreza y el alcohol hacen estragos. Tirado junto a los cubos de basura y otros desperdicios que no son de meter en cubos. Esta estampa no solo es frecuente en  Berlín, si no en cualquier ciudad del mundo occidental. Foto: StÄf©phane.

     

    A lo que iba. Por aquello de que en mi patio, junto a los cubos de basura hay mucho sitio, con esos árboles tan grandes y esa entrada tan libre, otra curiosidad es que, de un día para otro, aparecen junto a los cubos todo tipo de artilugios que no están previstos para meter en los cubos. Por ejemplo, un colchón. Es muy fácil: su colchón está viejo y sucio, tiene manchas, ya no hay quien duerma a gusto. Hay que comprar uno nuevo. ¿Que hago con el viejo?. Aquí las tiendas no te traen el nuevo y se llevan el viejo. Eres tú el responsable de hacerlo desaparecer. Tampoco hay un servicio como en Madrid en que llamas al Ayuntamiento y te dan día y hora para recoger muebles, colchones o lo que haga falta que no sea basura de cubo. Sin embargo, hay unos puntos de recogida en cada zona y es allí donde debes llevar todo eso de lo que te quieres deshacer. Pero ¿para qué?. «Aquí al lado -deben decir los vecinos pijos de los alrededores- hay un patio al que se puede entrar y mucho sitio para tirar las cosas». Así que, cuando sales por la mañana, han florecido junto a la larga línea de cubos de basura todo tipo de enseres domésticos: colchones, somieres, alfombras, lámparas rotas, vigas de madera, estantes desvencijados… Y tú te desesperas, das la lata a tu familia alemana, vecina en la misma casa, para que en un correctísimo alemán que una servidora es incapaz de hablar, le comunique al administrador de la finca que la entrada al patio está hecha una mierda, con otras muchas mierdas de todo tipo y que mande un propio o varios para que se las lleven a los puntos de recogida.

     

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    Cubos de basura de diversos tipos, pertenecientes a una vivienda de Berlín. Foto Yamina Raspa.

     

    Mientras tanto, la borracha del segundo piso, que ya ha pasado la menopausia pero se cree una adolescente, racista y xenófoba, alguna vez que tiene mal vino baja al patio y grita contra la española (servidora) que no se sabe muy bien qué daño le ha hecho. Las ventanas se iluminan, los vecinos ven la estampa, oyen, vuelven a cerrar y apagan la luz. Al día siguiente, me buscan o buscan a mi familia y se solidarizan conmigo, me dan las gracias por lo bien que cuidamos el jardín y la pasta y el esfuerzo que nos dejamos en ello (por amor al arte) y nos invitan a tomar una cerveza o a un cumpleaños si se tercia. Y no se hablan, generalmente, con la borracha.

    Llego al final. Como habrán leído, realmente ¿es o no es particular el patio de mi casa?. Yo creo que bastante. Desde hoy, tiene una particularidad más: he encontrado en el rincón de los meones a un alemán muy grande con una bolsa grande también, metiendo en ella algo que apresuradamente le estaba dando una mujer de rasgos orientales. ¡Joder, ahora esto se va a convertir en un dispensario de drogas, he dicho!. «No -me dice mi hija-  le está vendiendo cartones de tabaco de contrabando y no se atreverán a hacerlo en medio de la calle».

    ¡La madre que los parió a todos!. Realmente, (todos cantando) el patio de mi casa es MUY particular… lala lala, lala, tralara lará.

  • ENTRE EL ASCO Y LA NÁUSEA

    Vivía todavía Zapatero (políticamente hablando) cuando escribí un post titulado «Cuando el asco inunda la vida». Hoy, con otro gobierno de otras siglas, podría reproducir lo escrito entonces sin tener que corregir una línea. O quizás sí. Tendría que corregir para aumentar el asco y llegar hasta la náusea.

    Cada día que pasa se me hacen más insoportables muchas situaciones por las que España y buena parte de los españoles estamos pasando. Más paro que nunca, aunque este viernes se anunciaba a bombo y platillo que  había bajado en el mes de julio en casi 65.000 personas. Obviamente al gobierno se le olvidó tener en cuenta  el llamado «efecto verano» (en que siempre suben las contrataciones temporeras), el cansancio de los que han agotado las prestaciones y ya ni se molestan en apuntarse al paro y, finalmente, tampoco cuentan con los que han salido huyendo del país en busca de mejores horizontes. O, simplemente de ALGÚN horizonte.

     

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    Rueda de Prensa tras el último Consejo de Ministros antes de vacaciones. Foto Moncloa.

     

    Al gobierno, muy arteramente también, se le olvidó comentar que , aunque hayan aumentado los contratos en casi 65.000, las afiliaciones a la Seguridad Social no llegaron en el mismo mes de julio a 33.000 , que es el segundo peor dato en esta larga crisis, y que la destrucción de empleo con respecto a junio fué de 57.505 personas.  Algo huele a tongo, señores. ¿Se creerán que nos la han colado?.

    ¿Se creerá Mariano Rajoy que también nos ha colado las mentiras, medias verdades y demás quisicosas que nos contó con voz firme  y rostro de piedra?. No entiendo por qué sigue en la presidencia un sujeto que engañó a todos los españoles para conseguir el puesto, que luego reconoce que ha engañado porque no tenía más remedio  que hacer lo contrario de lo prometido; que impide que se le hagan preguntas en comparecencias ante la prensa no lo vayan a poner en un brete; que no da la cara y espera que pase el temporal; que ni sube ni baja, que se pasea por los escenarios políticos europeos convertido en el personaje «Ángel Siseñor» de los que mueven los hilos,  y que ha contribuído a rematar la labor comenzada por el anterior jefe de gobierno de convertir a este país en uno de tercera fila, hundido en el pozo de la miseria, el hambre, los desahucios, las privatizaciones, el robo y la corrupción. Me da asco. Si fué casualidad el rótulo que apareció en TVE durante su comparecencia  era que los dioses estaban del lado del pueblo llano para asegurarles que el sujeto mentía. Todo un detalle. Gracias.

     

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    «Lo que dice el señor Rajoy es falso. Deejemos (sic) trabajar al juez». Así reza el rótulo insertado en TVE durante su comparecencia. Imagen capturada de pantalla.

     

    Del asco paso a la náusea, cuando, viendo el estado lamentable del país y de buena parte de los españoles, leo que el gobierno ha condonado a los bancos el pago de 36.000 millones de euros del fondo de rescate dado a los propios bancos «necesitados». Aquello de que el rescate «no va a costar ni un céntimo a los españoles» ha sido una mentira podrida. Con ese dinero, que sale de cada españolito, se podrían haber arreglado los problemas de la sanidad pública, que es la que queremos y a la que no nos gusta que privaticen ni siquiera en la gestión; se financiaría una buena enseñanza pública también; no se congelarían (por ahora, veremos más adelante qué hace este gobierno traidor) las pensiones ni se hubieran bajado los sueldos a los funcionarios de a pié .

    Según el gobierno y un periódico de información económica, la economía está tocando fondo. Vamos, que ya no caemos más. Estamos comenzando un cambio de ciclo, dicen. Pero no lo vemos, como tampoco veíamos los brotes verdes de antes. Es la misma historia, el mismo concepto con distintas palabras. El mismo engaño, las mismas mentiras. Asco, náusea, paro, recortes en los salarios medios y bajos. Miles de personas que ya nunca podrán volver a trabajar. Pero mucha más riqueza para los ya muy ricos, para los que mueven los hilos de este mundo capitalista, un sistema, el capitalismo,  que se va a la mierda. Pero ¡qué lenta es la caída y cómo duele a los de a pié!. A los otros no, van en limusina, tienen dinero a buen recaudo y, como dice el protagonista de «El capital» de Costa Gavras, «Señores, soy su Robin Hood moderno. Seguiremos robando a los pobres para dárselo a los ricos». (Aplausos). Fin de la cita y de la película.

     

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    Imágenes de la película «El Capital» con el actor Gad Elmaleh, cuyo personaje dice al consejo de administración bancario la frase citada arriba.

     

    Sigo moviéndome entre el asco y la náusea. Desahucios, gente que vive en la calle. Los veo por mi barrio, que es un barrio medio bien, por cualquier sitio o ciudad. pero, gracias al boom inmobiliario que tan buenos votos le dió a aquel hombrecillo apellidado Aznar, España tiene pisos para que toda la Unión Europea pueda gozar de 15 días de vacaciones durante un año completo.8,62 millones de  viviendas no principales para 211 millones de hogares que tiene la UE, dan como resultado que 8,8 millones de familias podrían venir a solazarse por estos pagos durante medio mes.

     

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    Anciana desahuciada en Andalucía, encadenada a las puertas del Banco de España en Madrid pidiendo justicia. Foto EFE.

     

    viviendasvacias Valladolid - foto Carlos Arranz

    Viviendas vacías que podrían dar cabida a una parte de los habitantes de la UE. Afueras de Valladolid. Foto: Carlos Arranz. 

    Mal panorama para los estudiantes universitarios. El monto para becas se ha reducido sensiblemente para el curso que empieza en octubre. De 9 millones  -que no eran muchos-  el recorte  se queda en solo 4 millones y poco. Un palo de casi el 50%. Pero aquí, como hemos tocando fondo, vamos a empezar a ver brotes verdes enseguida. Sin embargo, el presupuesto militar  (¿es necesario un ejército para poco más que para hacer labores de ONG en paises en conflicto?) sube un 15%.  Iberia tiene en marcha un ERE que pondrá en la calle a 3.100 trabajadores y pierde 503 millones en el primer semestre de este año. Se cierran periódicos, se cierran negocios, una ola con tufo reaccionario hace que se nos abran los ojos definitivamente: Los medios fueron de derechas unos, y los que fueron o parecían de izquierdas, a la vista de los giros que han dado, solo eran oportunistas. Hoy, unos y otros son los medios de la gran mentira en la que nos quieren hacer vivir.

     

    FONDO MONETARIO INTERNACIONAL - CHRISTINE LAGARDE - DIRECTORA - FOTO EFE

    Christine Lagarde y el FMI: malas perspectivas para España. Foto EFE.

     

    Para rematar la náusea,  noticias del Fondo Monetario Internacional (FMI). Si hemos llegado al fondo, como dice el gobierno, parece que nos vamos a quedar ahí mucho rato.  La tasa del desempleo no bajará del 26% hasta el 2018.  Esto empeora las previsiones anteriores, las de abril. El FMI, que dirige Christine Lagarde, calcula que 2013 terminará con un desempleo del 27,2%. Plantea el FMI también que los cálculos de las pensiones deberán hacerse sobre un cálculo de 30 o incluso 35 años de trabajo y recomienda una revisión de los salarios a la baja, recortando un 10% en dos años, como fórmula para reactivar la contratación de trabajadores y el aumento de puestos de trabajo. ¿?. Pero nos seguirán mintiendo, por lo menos intentándolo. Es hora de seguir diciendo cuatro cosas a los de arriba, sea el «arriba» que sea. La unión hace la fuerza. Era así ¿no es cierto?.

    Para colmo de desgracias, el fruto más sonado del viaje de Juan Carlos a Marruecos ha sido la liberación de un consumado pederasta, que ha llegado a España via Ceuta y al que se  le ha perdido la pista. Ahora, lo reclaman las autoridades marroquíes. ¿Qué le van a decir?. ¿Que se han librado de un criminal, pero que lo tenemos ejerciendo en España?.

    (Aquí aparecía una fotografía del pederasta, hoy afortunadamente detenido, pero Google ha decidido poner su imagen junto a la mía y la de mi familia cuando se busca «Camino Ciordia». Como me hace vomitar ver su jeta asquerosa de violador de menores junto a mis imágenes, la borro con la esperanza de que Google en unas horas, o dias, la borre también).

    El pederasta múltiple Daniel Galván Viña, andaba libre por España. Marruecos pide su retorno a las cárceles vecinas. Se fiaron de la petición de España  que se lo coló entre otros españoles encarcelados en Marruecos.

     

    Pido disculpas. Tengo que echar el cierre porque necesito ir a vomitar un rato.

  • ¡NO A LA EXPLOTACIÓN LABORAL INFANTIL!

    Hoy, 12 de junio de 2012, es el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Puede que parezca una noticia penosa, claro, pero menor. Odio la frase tan dicha y escrita estos días de «con la que está cayendo», pero tal y como nos van las cosas, con rescates que serán tomates pero jamás rescates y demás problemas económicos próximos, lo del trabajo infantil no parece demasiado importante. ¿NO?. Pues va a ser que SÍ.

    Pero ¿por qué, si así ven muchos adultos el mundo de nuestros pequeños?:

     

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    Cariño y vida fácil. ¡Feliz cumpleaños!. Es el mundo que creemos pertenece a los niños. Foto Galina Kocherghina.

     

    Bueno, pero claro, algún  problema habrá con el trabajo infantil. En el Tercer Mundo ya se sabe, todo es más complicado, no hay leyes, no hay orden.. nos decimos para no querer saber lo que en el fondo sabemos con bastante certeza. El trabajo infantil es un problema mundial: está dentro de la Unión Europea, en los países que deslumbran por su alto desarrollo, en los que están en vias de ello y, obviamente, en el Tercer Mundo.  Esta es una imagen de esos otros niños que no son «los nuestros».

     

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    Niños trabajando en una mina de carbón en  Dzhaintya Hills, India. De sol a sol por apenas unas pocas paisas.

     

    215 millones de niños son víctimas del trabajo infantil en todo el mundo. Y más de la mitad de estos 215 ( si, has leído bien, 215 millones) , unos 115 millones lo realizan en las peores condiciones imaginables, arriesgando salud y vida. Naturalmente, esto hace que les esté vetada la educación, la escuela y la formación básica que les pueda permitir acceder de adultos a mejores oportunidades de trabajo en la vida. Es un gravísimo problema.

     

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    Niño trabajando en la calle de limpiabotas. En Europa.

     

    Intervida incide en estos días en la necesidad de realizar proyectos que sirvan para el normal y obligatorio acceso de estos millones de niños a una educación útil y necesaria, así como concienciar a sus familias para que sus hijos reciban formación en vez de sufrir explotación. Además el trabajo de los niños está, en muchas ocasiones cercano a/ o es directamente esclavitud.

     

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    Trabajando de soldador en un país árabe.

    La Organización Internacional de Trabajo (OIT) dice que el hecho de que se considere a un menor trabajador o esclavo depende de su edad, tipo de trabajo, horas que invierte en él y condiciones en que lo realiza. El empleo en minas, canteras, explotación sexual, venta y trata de niños, el reclutamiento para guerra, tráfico de estupefacientes y, especialmente en los últimos años, el trabajo doméstico, son los más frecuentes tipos de esclavitud infantil. Muchas vecs, son trabajos por los que no se puede llamar salario a lo que reciben a cambio.

     

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    Tres hermanos trabajando en una fábrica de ladrillos. Karkhla, Pakistán. Seis, tres y dos años. Doce horas seguidas por un euro al día. Huyeron con sus padres de la guerra en Afganistán.

     

    Uno de los objetivos de la OIT para este milenio es garantizar que todos los niños finalicen el ciclo completo de enseñanza primaria y también alcanzar la igualdad de género en la educación para 2015. Aunque la situación ha mejorado algo en los últimos años con respecto a los niños más pequeños, la situación se agrava a partir de la adolescencia. 62,4 millones de niños entre 14 y 17 años realizan trabajos peligrosos. El acceso a la educación es la clave principal para erradicar el trabajo infantil. Pero ¿cómo?. A pesar de que diversas organizaciones internacionales piden a  los gobiernos que se dé educación a  los menores hasta, al menos, la edad mínima de empleo, no todos se comprometen a ello. O aunque sí accedan, no se ocupan de cumplir lo acordado. Mientras, en muchos rincones del mundo, niños trabajan sin más esperanza que la de ver la luz del día siguiente.Manejan materiales peligrosos y, sin saberlo, envenenan poco a poco su cuerpo y su vida.

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    Catorce horas al día machacando pilas y baterías, para extraer las varillas de carbono, limpiarlas y reciclarlas. 10 céntimos de euro cada 1.000 varillas. Comen cada dos días. Dacca, Bangladesh.

     

    Pero hay casos de trabajadores infantiles que ni siquiera cobran por su duro trabajo. Carlos, un niño colombiano de 12 años trabaja con su hermana pequeña entre el lodo que sale de las minas de Muzo. Espera encontrar lágrimas verdes de kong, diminutas esmeraldas o polvillo verde escapado del filtro de la mina. Las esmeraldas colombianas son las mejores del mundo y la necesidad aprieta. Así que hundirse en el lodo de sol a sol es la única salida.

     

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    Carlos, mostrando unas lágrimas verdes. No cobra nada, depende de la suerte.

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    A veces, los «guaqueros» del infierno verde utilizan a sus hijos menores para cavar túneles demasiado estrechos donde los adultos no caben. Ella trabaja así.

     

    En estos tiempos de «indignados» en el primer mundo -y con mucha razón- hay muchas más razones para indignarse por aquellos que, además de no tener nada, son explotados, abusados y exprimidos por una sociedad sin alma. El trabajo infantil en las cadenas de producción es otra penosa realidad. Vestimos, calzamos y portamos todo tipo de objetos hechos por niños explotados de forma salvaje. Nos lavamos la conciencia cuando, de tanto en tanto, sale en los medios que tal o cual firma hace sus artículos con mano muy barata en países como China, India, Pakistán y nos negamos a comprarlos durante un tiempo. Pero no podemos estar sin comprar ¿cierto?. A fín de cuentas, vivimos en una sociedad de consumo y ya hemos castigado a esas zapatillas deportivas o a esos diseñadores con no comprar durante un tiempo.

    Hay que decir  ¡BASTA! para siempre, sin dar marcha atrás. ¿Cómo?. Ayudando a aquellos que están comprometidos y vigilan para que los derechos de los niños se cumplan; a los que retiran a los menores de trabajos para que vayan a la escuela; a los que educan a los mayores para que vean de una vez por todas que no pueden exigir a sus pequeños que carguen con trabajos y responsabilidades que no les competen.

     

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    Niñas trabajando en Turquía. Foto Ilo.

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    Pidiendo en las calles de Varsovia. Foto Ilo.

     

    Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y de lo invertido por muchos organismos oficiales y organizaciones no gubernamentales para sacar del trabajo a los niños, la tarea se hace poco menos que imposible. Creo que todos los inmensos basureros de las grandes ciudades del mundo en desarrollo o del tercer mundo están poblados por niños buscando comida, algo que vender, algún tesoro, discutiendo el espacio a animales carroñeros. Allí viven, trabajan y duermen incluso en muchos casos.

     

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    Kong Siehar tiene 11 años y busca dia tras día en el inmenso y humeante basurero de las afueras de Pnhom Penh, en Camboya, algo que le sirva para vender y alimentarse. Se tapa la cara para evitar los gases tóxicos que se desprenden de esas 40 hectáreas de mierda y podredumbre.

    trabajo-infantil-pnhom-penh-basurero.jpgCargado con chatarra y desperdicios encontrados en el basurero de Pnhom Penh, las aves carroñeras atacan a este niño para robarle parte de su botín.

     

    Dejo para el final la noticia que ha sido difundida con más interés en estos días previos  al Dia Mundial contra el Trabajo Infantil: la esclavitud del trabajo doméstico. Los casos más agudos los tenemos justo aquí al lado, en Marruecos. Existe en Marruecos un Colectivo de Erradicación del Trabajo de Niñas como Empleadas del Hogar que  ha pedido la puesta en marcha de una ley específica que prohiba el trabajo de niñas menores de 15 años como empleadas domésticas en las tierras vecinas. Casi 100.000 niñas trabajan en casas como «pequeñas criadas» a jornada completa y  con el consentimiento de sus propios padres. Lo terrible también es que alrededor de un 74% de las familias contratantes de las niñas «chachas» tienen un nivel de vida que les permitiría contratar a un adulto y pagarle justamente.  Y el 67% de dichas familias conoce que existen disposiciones legales sobre la prohibición del trabajo de menores. En Marruecos hay 600.000 menores que realizan trabajos ilegalmente y el 87% ejerce trabajos bastante o muy peligrosos. «Servir» no es peligroso, dirá alguno. Sí, lo es. Las niñas sirvientas son tratadas como esclavas, sin horarios, sin derechos, son maltratadas y, con demasiada frecuencia violadas por el hombre o los hombres de la casa. Y son arrojadas a la calle cuando «surge el problema». Un embarazo.

     

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    Trabajo infantil, abusos sexuales y finalmente prostitución es el «peaje» de ser niña. En muchas ocasiones y en muchos países.

     

    A pesar de que en Marruecos se penaliza el trabajo de menores y se ha lanzado un plan de mejora de la situación bajo el lema «Para un Marruecos que merece a sus niños» la realidad es cruda y pertinaz. Existe mucho trabajo infantil, existe mucho trabajo doméstico hecho por niñas. Y ahora, ha surgido una nueva modalidad: emplear para el trabajo doméstico a niños. Ellos, no pueden quedarse embarazados.

    Si, así de crudo. ¿Para qué andarse con rodeos?.