Categoría: Social

  • Mentiras y cantos de sirena pre-electorales

    Todos los movimientos sociales que han tenido lugar a raíz del 15-M del pasado año y que tanto alteraron a los políticos gobernantes tienes una misma base: hartazgo, descontento, impotencia, rabia. Una buena parte del pueblo soberano está hasta las narices para decirlo pronto y claro. Corrijo: estamos (que yo soy muy pueblo). Los estudiantes en la calle, los desahuciados, también. Los preferentistas arruinados y sus ladrones protegidos por ministros o lo que sea menester. La sanidad pública, en manos de explotadores privados en la mayor parte de los lugares donde manda el PP. Los yayoflautas con pensiones escasas y congeladas haciendo imposibles para ayudar al resto de la familia -hijos, nietos- que están en el paro, no tienen con qué comer y no pueden pagar el comedor del colegio de los niños. Parados de larguísima duración que ya no tienen esperanzas de volver a encontrar trabajo ni tienen ya derecho a prestaciones por desempleo. Hambre, miseria, desamparo, frío para muchos, mientras las orillas entre los que nada o poco tienen y aquellos a los que les sobra casi todo se alejan más cada día.

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    Manifestación multitudinaria en Madrid exigiendo poner fin a las políticas que generan pobreza y desigualdad y a los tratados de libre comercio. 15/10/2015. Foto: Agustín Millán.

    (Inciso: nunca he sido de los de la ceja, que son muy conservadores todos ellos, por cierto, y muy antiguos).

    He tenido que dejar pasar unos días para remansar las aguas interiores del cabreo, de la vergüenza ajena ante mentiras y manipulaciones de datos en lo que fue el primer acto electoral de las elecciones del 20-D y no  el último pleno de cuatro años llenos de pena, miedo, necesidad, vergüenza, robos, recortes, corrupciones e indecencia que han sido los protagonistas de esta etapa.

    Rajoy en su sillón del Congreso, junto a una Soraya Sainz de Santamaría que parece perpleja ante las críticas de la oposición a las políticas del Gobierno en estos cuatro años. Foto: Europa Press.

    Como muy bien le espetó Rosa Díez en el citado Pleno, Rajoy empezó mintiendo a los españoles y acaba de la misma forma. Yo, sin necesidad de repasar archivos ni hemerotecas, recuerdo muy bien aquello de que  iba a bajar los impuestos, también que iba a mantener el poder adquisitivo de las pensiones y nada de esto se ha cumplido. En España,  el 29% de la población vive en riesgo de pobreza y somos los segundos en la Unión Europea en pobreza infantil y desigualdad.  Esa pobreza infantil que niegan miembros y «miembras» del PP.

    Así que desigualdad, pobreza, corrupción, poco empleo y además precario, son el legado de un hombre (y su equipo de gobierno)  que asegura que la única forma de seguir con el progreso que ha conseguido y no hundir a España en la miseria de Zapatero es votarle de nuevo para que nos siga ofreciendo… ¿qué?. ¿Más mentiras?.

    La política de austeridad (para la plebe, para nosotros) y la reforma laboral realizada durante estos cuatro años, ha sido estudiada por un equipo de Economistas frente a la Crisis. El  primer balance es éste: caída del empleo, tasa de desempleo inaceptable y precarización del trabajo. Se ha favorecido el empleo de baja calidad en condiciones laborales malas y salarios vergonzosos. Es hora de derogar esta reforma laboral, aconsejan. El desempleo se está haciendo crónico y los trabajos creados son de mala calidad. Economistas frente a la Crisis recomiendan un inmediato cambio de estrategia política para mejorar la calidad del empleo -así como la reducción de las actuales desigualdades y la pobreza-,   como única forma de lograr un desarrollo económico y social aceptable para el país.

    Colas de parados ante una oficina de Empleo en la localidad de Fuenlabrada (Madrid). El paro, según los datos más recientes, está subiendo nuevamente.

    Y bien. A pesar de los cantos de sirena de Rajoy y  equipo de gobierno, a pesar de los cantos de miembros mediáticos del PP, el paro que había bajado hasta las cotas en que lo dejó el PSOE de Zapatero, está volviendo a subir. Pasados los meses de veranillo, más de 26.000 personas se han quedado en la calle. Sobrepasamos ampliamente  los 4 millones de parados.  El colectivo de parados anteriores también ha crecido. Y para ser honrados y no manipular, a pesar de que el paro en general ha subido, fundamentalmente en el sector servicios y parados anteriores a este recuento, hay más trabajo en el sector industria, construcción y agricultura. Con respecto a los contratos, el 91,5% tiene contratos temporales precarios. Las mujeres y los jóvenes menores de 25 años son los más desfavorecidos. 1,6 millones de jóvenes entre 16 y 29 años son «ni-ni». Ni estudian ni trabajan. Casi 2 millones y medio de parados llevan sin trabajo más de dos años. Los contratos en prácticas pueden durar hasta tres años con pequeñas interrupciones para no saltarse la legalidad y se le aplican a personas con más de 30 años incluso. Hace pocos días, veía en un reportaje en TV cómo a unas empleadas de hotel se le hacían contratos en prácticas durante mucho tiempo, años, para hacer camas y ordenar habitaciones de huéspedes. Y no se les daba clases de ningún tipo, ya que estaba en prácticas.  Y se les pagaba a 4 euros la habitación hecha. Y en vez de las 4 horas contratadas, tenían que hacer 8 o 10 horas cada día. Hay más de 3 millones de trabajadores (es un decir, pobres gentes) con contratos ¡de una hora a la semana! que cuentan como trabajadores y no como parados. PRECARIEDAD.  Cada vez estamos más cerca de la gran cagada capitalista mal entendida y peor practicada. Nuestros hijos, al paso en que este Gobierno se está fundiendo los dineros públicos, no llegarán a pensionistas, salvo que tengan pensiones privadas. Pero los bancos quizás vayan a la quiebra, aunque los banqueros serán más ricos que antes y nuestros descendientes no tendrán más salida que quitarse de en medio, emigrar al fin del mundo y empezar a construir algo nuevo. Porque aquí, en la España del «primer mundo», los señores que manejan gobiernos, política, datos, bancos y grandes negocios, serán los nuevos dioses del Olimpo de los Sinvergüenzas con suerte y/o con buenos padrinos. Al resto, el 99% del «primer mundo» y del planeta, solo le quedará sangre, sudor y lágrimas.

    Ante mentiras, manipulaciones y falsos cantos de sirena, sólo me queda desolación, rabia, impotencia y la palabra mientras no me corten la lengua y los dedos con que escribo. Así que a vosotros que nos mentís, que nos arruináis, que nos congeláis, que nos amordazáis y que nos queréis obligar a aprender religión (católica, por supuesto), os mando esto con todo el cariño que merecéis:

  • El ladrón de poemas

    Hoy me he reunido con una vieja amiga y compañera de los tiempos en que ambas estudiábamos Periodismo en la Universidad de Navarra. Es sorprendente como, al abrigo de una charla relajada y divertida, vuelven a la memoria recuerdos que habías borrado de tu vida. Ropas, lugares, rostros, olores, miradas, paseos… vida en definitiva que parecía enterrada y bien enterrada no por un especial interés en enterrarla, sino porque el tiempo va apartando a rincones recónditos muchas cosas para dejar sitio a otras que luego fueron más presentes, más importantes, más decisivas y definitorias de lo que ha sido buena parte de una vida. Hemos revivido exámenes, escapadas sin permiso, juegos atrevidos, copas de fuentes prohibidas y, cómo no, amores. Ligues más bien porque para ninguna de las dos ni uno solo de los que tuvimos en aquellos años fueron ni tan siquiera significativos.

    Eran tiempos de risas, diversión y no muchas responsabilidades. Nos lo pasábamos en grande con nuestras confidencias. No quedaba títere con cabeza.

    ¿Te acuerdas de aquel que estudiaba Derecho y que iba en la tuna, que era de Sevilla y andaba detrás de tí?- me dice ella mientras sujeta en la mano la última copa de la cena.Y yo: ¿y el canario tan guapo que estaba loquito por tus huesos y tú no le hacías ni caso mientras un montón de chicas de Filosofía le llamaban “el principito” y suspiraban a su paso?. Risas, recuerdos, volver a la juventud que entonces parecía eterna. Cuando empiezas a disimular canas, ese retorno momentáneo a los años dulces de estudiante resulta gratificante. Sin magia, sin milagros, retrocedes en el tiempo y vuelves a ser aquella chica entre pícara, formal, curiosa y precavida que fuiste. Yo no fuí una estudiante modelo, desde luego, pero siempre recuerdo que en una reunión de antiguos alumnos hace ya unos cuantos años, uno de mis viejos profesores me dijo algo que se me ha quedado grabado para los restos. “No, no eras una gran estudiante, faltabas a clase si tenías planes más divertidos, apretabas en la víspera de los exámenes y salías adelante. Nos traías de cabeza en ocasiones pero fuiste una de los alumnos que mejor vivió y entendió la universidad”. Me pareció un tanto sorprendente, pero no me dio más explicaciones. Siempre me he arrepentido de no pedírselas porque todavía no se muy bien que quiso decir. Pero, quizás por no saber, nunca he olvidado.

    Encontré una foto así de aquellos tiempos: melenas infinitas, contraluces y las dos mirando muy atentamente algo que había en la pared. 

    Y hablando de olvidos, mi amiga recuerda a un catalán que estaba detrás de ella y que era compañero de clase. Le escribía largas cartas en las que le contaba hasta el color de los calcetines que se había puesto cada día. En vacaciones le ponía conferencias, si viajaba le mandaba poemas sin remitente. Ella coqueteaba con él hasta que dejó de divertirle el juego y lo apartó. A fin de cuentas, nunca le había jurado amor eterno. Ni siquiera amor, ni un te quiero cuando él se lo repetía. Y bien, pasaron los años y un buen día el chico, convertido en periodista fracasado, profesor de otras materias que nada tenían que ver con lo que de joven soñaba, llamo a su puerta. Se vieron varias veces. Ella ya estaba separada y sin hijos ni ataduras. El, mal casado y con hijos, seguía soñando con ella. O jugó a eso hasta que mi amiga le dejó pasar… hasta el dormitorio. Habían hablado de los poemas que él le escribía y ella los buscó por algún armario porque sabía que estaban entre otros muchos recuerdos de otros cuantos amoríos y retazos de juergas de compañeros. Cuando el se fue marchó, mi amiga pensó que el tipo le seguía importando un bledo. Buena figura, poco pelo, un cierto olorcillo a sudor… no, nunca más volvería a su dormitorio. Prefería hombres con olor a Cacharel. O a Boss. (Que es una forma de decir qué tipo de hombres le atraían). Cuando él lo intentó de nuevo, ella lo mandó a escardar. En venganza, él le confesó que la vez anterior había ido allí a robarle los poemas que le había escrito de joven porque creía que eran muy buenos y pensaba incluirlos en un libro.

    El ladrón de poemas como un cazador furtivo huyendo en la noche.

    ¡Será cabrito! -pensó mi amiga. Le noté todavía una cierta indignación mientras me lo contaba. Pero luego su cara se fue transformando y emergió aquella sonrisa pícara de los años jóvenes. “Fuí enseguida a mirar en el cajón de donde había sacado los poemitas de marras y ¡ni te lo imaginas!. En un sobre grande doblado y con una nota que decía “Meriendas” estaban todos los poemas del tipo”. Marisa, mi amiga, empezó a revolver todos los papeles que tenía de aquellos tiempos y enseguida encontró una explicación. El ladrón de poemas se había llevado otros que pertenecían a unas canciones en catalán que le había hecho y dedicado otro de sus amoríos de entonces. Por suerte, al ladrón nunca le dieron la oportunidad de publicar sus poemas. De lo contrario, le hubieran reclamado derechos de autor junto con una denuncia por plagio.

    Cuando nos despedimos, las carcajadas de ambas seguían resonando en la calle semidesierta.

    Madrid de noche, siempre cómplice de buenos momentos. Apenas hay nadie, solo algún despistado y un taxi para cada una.
  • AMIGOS

    Habían sido como uña y carne durante años. Uno de los dos, en mejor situación profesional, siempre estaba dispuesto a echar una mano, defenderlo y  proporcionarle puestos de trabajo bien remunerados. Pero además, fuera del trabajo, eran inseparables. Participaban juntos en muchas actividades culturales, sociales y de puro entretenimiento. Las amorosas, nunca. Esas las llevaba cada uno por su lado aunque se lo contaban todo con todo lujo de detalles.

    dos amigos en contrasol bajo sombrilla

    Siempre juntos compartiendo durante años confidencias, alegrías y, a veces, sinsabores. Pero no era una relación entre iguales. El amigo de mi amigo siempre salía más favorecido de la relación entre ambos. 

    Algo se torció en el camino cuando laboralmente los separaron a la fuerza. Pero nada impidió, o quizás fue una cuestión del destino, que al cabo de unos años estuviesen juntos de nuevo. Ya nada fue igual. Su amigo del alma había sido sustituido por una bipolar que le hacía de chófer y los desprecios que el hacía a su viejo amigo eran incalificables. Por ejemplo, me contaba un día el agraviado, había llevado regalitos para todos en el trabajo porque las navidades estaban encima. Detallitos cuyos precios e importancia iban según el aprecio que tenía a los compañeros. A él le regaló la corteza de parafina de un queso. Envuelta y con lazo. Ante la indignación callada de semejante desprecio, cuando todos se marcharon, el arrancó con raíz buena parte de las plantas que tenía en una macetas en el lugar de trabajo, las metió en una bolsa con cuidado de que el aire no entrase en las raíces y se las llevó a su casa mientras tiraba la corteza de queso en una papelera que había en la calle. Todavía recuerdo esta y otras historias de mala fé sin motivo que el antes amigo le había hecho y de las que yo me enteré mientras me las relataba con lágrimas en los ojos. Nunca entendimos nada ninguno de los dos: ni él como sufridor ni yo como confidente.

    amigos

    Durante muchos años fueron los mejores amigos del mundo y la admiración en su entorno.

    Hoy pienso que, en la vida, todo pasa factura. Y que su cabeza no estaba bien debido a los excesos que había practicado a lo largo de su vida. Se había convertido en arbitrario, ególatra y no soportaba a quien no le estuviese diciendo todo el día lo magnífico que era. Acabó un buen día en que se pasó de fármacos, coca y alcohol en una juerga en la que no estaba oficialmente nadie. Entre sus escritos, había uno que hacía referencia a su viejo amigo. Era largo y pormenorizado, reconocía todo lo que había hecho por él en otro tiempo pero, como suposición final a su comportamiento, se deducía que lo que no soportaba de su antes amigo era deberle una buena parte de lo que, fugazmente, había conseguido en la vida y de que el otro fuera mejor.

  • ENFERMAR EN ALEMANIA

    La sanidad en Alemania, y en Berlín concretamente porque es de lo que voy a escribir, está externalizada en su totalidad. Aquí, en Alemania, han hecho lo que actualmente quiere hacer el gobierno del PP en España más o menos. ¿Es mejor esto que lo que tenemos en España?. ¿Es peor?. La risa, seguramente va por barrios. O la desgracia. A un lado, los que llenan las arcas son los beneficiarios del sistema. Al otro lado, los pacientes son, con frecuencia, los sufridores. Como primera medida, yo aconsejaría que a nadie que venga a Alemania, y a Berlín especialmente, se le ocurra ponerse enfermo.

    De la sanidad alemana, son víctimas, en primer lugar, los propios alemanes. A mi consuegra la tuvieron que sacar deprisa y corriendo de un centro hospitalario y enviarla a otro porque, tras una operación de rodilla en la que le pusieron una prótesis, enfermó seriamente no sabían muy bien de qué. Tuvo suerte y se recuperó pronto en el nuevo centro: su mal que a pocas si acaba con ella, era que no le vigilaron electrolitos, sales, etc, todos esos componentes que circulan por nuestro organismo y que, si están nivelados, hacen que nos sintamos bien. Y si se descompensan hasta extremos graves, y nadie sabe buscar a través de un simple análisis qué está pasando, pueden llevarte a la tumba. Así de simple y de terrible. Vamos, que con una bebida isotónica a tiempo, el problema ni hubiera existido. Digo yo. Mi consuegra se recupera hoy en día de su rodilla, acude a un centro de fisioterapia para hacer su rehabilitación y está bien. Salvada por la campana en términos pugilísticos. Por lo pelos, en lenguaje coloquial. Y tiene una sospecha: se puso tan mal porque, como todo está explotado por empresas privadas, se trata de pasear a los enfermos y hacer que cuesten dinero al estado.

    Yo paso parte de los veranos en Berlín. Estoy empadronada en esta ciudad como población habitual no continua, y, naturalmente, tengo mi tarjeta azul de la Unión Europea para cubrir cualquier necesidad médica que se pueda presentar. Este año se ha presentado. Mala suerte. Un dolor insoportable en una cadera que seguía por el muslo y la parte del bajo vientre. Lumbago, pensé. Pedí cita con una médico cerca de mi casa, me miró y decidió que, efectivamente, era una lumbalgia. Me recetó medicamentos y me mandó para casa. Al cabo de unos días, cada vez peor a pesar del tratamiento, tuve que ir a urgencias en un hospital de fama llamado “La Charité”. Es el de referencia de mi zona.

     

    La Charité es un inmenso hospital creado en 1.710 para combatir la peste. de él han salido 11 premios Nobel y es un referente en la medicina europea como centro universitario de formación médica. Foto Matthias.

    La Charité es un inmenso hospital creado en 1.710 para combatir la peste. De él han salido 11 premios Nobel y es un referente en la medicina europea como centro universitario de formación médica. Foto Matthias.

     

    Primero te registran, rellenas un cuestionario, firmas varios papeles, te preguntan cuando te vas a ir del país, sacan fotocopias de la tarjeta azul médica que garantiza asistencia en toda la Unión Europea y de tu DNI y pasas a otro despacho donde tienes que explicar qué diablos te ha llevado a honrarles con tu visita. Una vez explicado, esperas en un hall (tienes suerte si encuentras silla) a que alguien te llame. Yo tuve suerte porque no solo encontré silla sino que me derivaron a un médico especialista en problemas de huesos y muy concretamente de cadera. Leyó el primer informe, pidió que le contase con detalle el tipo de dolor que me tenía al borde de las lágrimas y mandó hacer unas radiografías. Una asistente malencarada y muy cabreada, me zarandeó en una camilla para un lado y para otro sin tener algún pequeño cuidado con mis tremendos dolores y luego se marchó. Deduje que había terminado conmigo y pregunté al aire “Das is alles?”. Nadie contestó, así que corrí una puerta que pesaba un quintal y salí a un pasillo a esperar. Había silla, ¡que suerte!. Una larga espera. Mi médico, muy profesional y amable, de nombre doctor Diente (traducción al español, claro) explicó con todo lujo de detalles que tenía artrosis en una cadera y que eso es lo que me tenía desfallecida de dolor. También me explicó que había un problema con una vértebra lumbar que estaba escachada, pero me tocó en la zona y como no tenía dolores por allí, me puso un tratamiento para calmar los provocados por la artrosis. Un tratamiento totalmente diferente al de la primera médico que me había visto y había diagnosticado lumbalgia. Volví a casa sin apenas poder andar, dolorida pero contenta. Al fin habían atinado con mis males y me iba a curar, pasar unas vacaciones tranquilas y disfrutar del fresquito veraniego de Berlín.

    De eso nada, monada. Menos mal que Patricia, mi hija mayor es también mi vecina y me puede acompañar, hacer de traductora, prepararme las comidas y atenderme en todo lo que necesito. Pero no puede –y bien que lo sufre- quitarme los dolores. Porque los dolores, cada vez mayores, no pasaron tampoco con este tratamiento. Siguiendo las instrucciones que nos había dado el médico de urgencias, llamamos a “La Charité” para pedir consulta con él mismo en el departamento correspondiente. Al llegar, lo primero firmar papeles. Lo segundo, un “cómase usted la tarjeta sanitaria azul porque esta zona (de mierda y del año pum), aunque pertenece a “La Charité”, funciona como una clínica universitaria diferente a todo lo demás. Así que, por favor, domicilio y datos para que le enviemos la factura”. Inútil discutir: paga y pasas. No firmas, no pasas. “Tampoco será tan caro, no se preocupe” aventuró a decir una listilla. Como necesitaba pasar, firmé. Ya veré cuánto es cuando llegue la factura. El doctor Diente no me atendió ni lo vi por allí. Me atendió una simpática jovenzana, amable y parlanchina, que siguió con la teoría de la artrosis en la cadera. “Es muy doloroso, claro”, decía palmeándome la mano. Me cambió la medicación. Ya llevaba tres médicos, dos diagnósticos y tres tratamientos diferentes.

     

    Los errores médicos matan cada año en Alemania a unas 19.000 personas. Más que los accidentes de tráfico.Según la Cámara de Médicos Alemanes "los errores suelen producirse no por negligencia de los médicos, sino por problemas de organización y por la naturaleza compleja de los procedimientos.” (Datos de enero de 2.014)

    Los errores médicos matan cada año en Alemania a unas 19.000 personas. Más que los accidentes de tráfico. Según la Cámara de Médicos Alemanes «los errores suelen producirse no por negligencia de los médicos, sino por problemas de organización y por la naturaleza compleja de los procedimientos.”
    (Datos de enero de 2.014)

     

    No sirvió de nada. Fue el cóctel de medicamentos que menos me ha servido. Con el dolor exasperante, terrible, instalado dentro de mí, con más de diez días sin dormir ni descansar tranquila, sin siquiera poder meterme en la cama, tumbada en el sofá y sólo pudiendo cerrar un rato los ojos cuando el agotamiento vencía al dolor, mi hija Patricia me sorprendió la otra mañana llorando a moco tendido. Buscó una médico en el barrio de la que había buenas referencias en Internet (una costumbre muy útil de los alemanes, eso de valorar a sus médicos en foros públicos y al alcance de todo el que mire), y pidió por caridad una consulta. La doctora Kubo nos la dio en el día. Solamente tuvimos que esperar a que pasasen delante todos los que tenían hora concertada. Luego, los sin hora. Yo, la última. Ella era médico de familia, de cabecera o de medicina general. No se cómo les llaman aquí. Fuimos con todos los informes, confesó que no entendía de eso, pero que sí entendía que debía ponerme en contacto con unos ortopedas o cirujanos especializados en estos temas que me darían una solución. (Era la segunda persona que nos recomendaba a estos señores, el doctor Diente de urgencias fue el primero). Por caridad, los cirujanos me han recibido. El que me ha atendido, de pié en una habitación donde solo había una camilla de curas, ha echado un ojo a los informes médicos, el otro ojo a las radiografías y ha diagnosticado claro y contundente: es la columna vertebral, es esa vértebra que ha señalado el de urgencias (pero que había desechado como causante de mis dolores). Y quizás alguna otra en la zona lumbar. Me ha mandado ¡una resonancia magnética!. “Ahí veremos los daños, el miércoles que viene la veo con la resonancia en la mano. Y un coctel de medicinas diferentes que según él, debería calmar el dolor al menos en parte. Cinco médicos, cuatro tratamientos diferentes, tres diagnósticos… Y seguimos. Esto es la medicina alemana en estado puro.

    La vida es muy rara. Lo de los médicos también. Dos días antes, en medio de mi desesperación había llamado a Madrid a mi médico, la doctora Karin Freitag (es medio alemana y de ahí su apellido que traducido es “Viernes”). Ella, lista como ella sola, sin ver radiografías y con lo que me había dicho el doctor Diente, había diagnosticado: “Ese dolor no es por artrosis y menos no estando en estado avanzado. Es la vértebra y los dolores son en esas zonas porque son dolores referidos”. Tenía razón y ni siquiera me había visto. Diagnosticó a tres mil kilómetros y por teléfono. Y con rapidez. Esto es la medicina en España que nos quieren cambiar estos tipos del PP y externalizarla, como han hecho los políticos en Alemania.

     

    Manifestación en Madrid en favor de una sanidad totalmente pública. Foto de nuevatribuna.es.

    Manifestación en Madrid en favor de una sanidad totalmente pública. Foto de nuevatribuna.es.

     

    Ahora dejo aquí el relato. Otro día hablaré de una importante batalla: conseguir que me hagan una resonancia magnética y que la AOK (la aseguradora sanitaria que en mi caso se ocupa de la cobertura médica de mi tarjeta azul de la Unión Europea) acepte toda la atención médica recibida como “gratuita” y no como asistencia privada a pagar. De momento, una empleada ha lanzado la insidia de que mi viaje a Berlín tenía toda la pinta de ser provocado para recibir la maravillosa asistencia médica alemana.

    Cada vez creo más cierto el llamado “turismo médico” que especialmente alemanes e ingleses practican en España. Al menos con lo que respecta a Alemania, la medicina en España, la pública, la que reciben ellos como turistas, es de primera al lado de la suya: buena, directa, eficaz. Y sin problemas.

     

  • LA OTRA «MARCA ESPAÑA»

    De un tiempo a esta parte, oigo continuamente a nuestros capos -políticos o económicos – , comentaristas y profesionales  apesebrados  y bienmandados con el gobierno de turno, sea del color que sea, una expresión que me trae a mal traer y que jalean a todas horas: la «Marca España». Que si esto es muy bueno para la «Marca España», que si esto no conviene y es mejor no mentarlo… marca por aquí, marca por allá y España, con los españoles, en medio. Vale, no hace falta ser muy listo para adivinar que «Marca España» es un compendio de lo que algunos quieren que los demás se crean que es España. Pero indago y entro en la página que el propio ¿gobierno? ha creado sobre este asunto. La «Marca España» es nada menos que una política de Estado dedicada a mejorar la imagen de nuestro país tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.  Dice «en la presente coyuntura de crisis, el planteamiento de la Marca debe primar los términos económicos coadyuvando a la recuperación del crecimiento y del empleo». 

     

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    Uno de los carteles oficiales sobre la «Marca España» dedicada a la promoción de lo que se puede airear a los cuatro vientos. En este caso, cultura. 

     

    Y me pregunto ¿qué diablos hacen para ello?.  Lo primero,  nombrar  un Alto Comisionado de la Marca España: Carlos Espinosa de los Monteros y Bernaldo de Quirós, Marqués de Valtierra,  Grande de España,  de familia de rancio abolengo y franquista de toda la vida. Además es un hombre de negocios a gran escala. Su segundo, Juan Carlos Gafo, es más conocido por el vulgo  gracias a su famoso twitt  «Catalanes de mierda. No se merecen nada». Bien, una vez montado el garito por Rajoy y sus secuaces, da la impresión de que se trata de aprovechar las supuestas virtudes de España y los españolitos para que unos cuantos saquen tajada: bien a través de empresas. bien a través de «enchufes» con buena soldada de por medio.

    Después de leer mucha farfolla acerca de lo bueno que es mejorar la imagen de España tanto dentro como fuera, cometido que sale de los poderes públicos como tarea académica y política, se va una a otro punto  titulado «España al día» donde se da un repaso a muchos puntos en los que, según el ¿gobierno?, somos punteros y tenemos mucho que ofrecer al mundo. Veamos pues, algunas de las cosas que ofrece la «Marca España».

     

    Primera mirada:

    ESPAÑA COLABORA EN INVESTIGACIÓN INTERNACIONAL. Cierto y de forma importante.

     

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    Cirujanos españoles operando un cáncer con el robot Da Vinci, el penúltimo gran  adelanto de la medicina. Foto Europa Press.

    España participa, junto a otros 13 países, en la investigación del genoma del cáncer. La foto con el robot, da una idea de que aquí estamos a la última. Y es cierto. Pero…

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    El «brain drain» es el nombre dado a la fuga de cerebros. Las condiciones de trabajo en España para los investigadores y científicos cada día es peor por falta de inversión y recortes continuados. Incluso se habla estos días de la posibilidad de cerrar, por falta de dinero, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Esto también es «Marca España».

     

    Segunda mirada:

    EL IDIOMA ES EL PRODUCTO ESPAÑOL CON MÁS DEMANDA.  Cierto, no en vano el español es el segundo idioma más hablado en el mundo.  Un valor en auge, al que se le da mucha importancia desde los gobiernos españoles. Ahí está, como ejemplo,  la proliferación de Institutos Cervantes por medio mundo.

     

    INST. CERVANTES - CENTRO EN BERLIN

    Edificio del Instituto Cervantes de Berlín. 10 años de existencia y una variedad  permanente de actividades culturales y promoción de nuestra lengua. Foto: Patricia Sevilla Ciordia / PSCFOTO.net

    Sin embargo…
    MARCA ESPAÑA -ingles-asignatura-pendiente-espanoles - FOTO GETTY IMAGES

    Tan  solo un 27% de los jóvenes españoles es  capaz de expresarse en  un idioma extranjero, frente al 42% de jóvenes europeos. Foto Getty Images.

    Vamos, que mucho promocionar el  español entre los extranjeros, pero enseñar a los españoles otros idiomas para defenderse por el mundo adelante  (ya que hay que huir de España en busca de trabajo),  es una tarea totalmente desatendida. El desconocimiento de idiomas por parte de los españoles es casi tan conocido  en el mundo como el propio idioma español. Analfabetos en otras lenguas.  Es «Marca España».

     

    Tercera mirada:

    EL CÓMIC ESPAÑOL ARRASA EN TODO EL MUNDO. Vale, nos lo creemos. No en vano tres dibujantes españoles han recibido varios premios Eisner en el «Comic Con»  americano: David Aja, Juanjo Guarnido  y Juan Diaz Canales. Ilustran la nota con este dibujo:

     

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    Dibujo de Óscar Giménez perteneciente al proyecto «100 Music Illustration». Foto EFE.

    Pero….»JUAN DIAZ CANALES, EL AUTOR DE ÉXITO DE CÓMICS NO QUIERE SER PARTE DE ESTA «MARCA ESPAÑA».  (Titular de El Huffington Post 16/08/13). El artista publicó una carta en Faceebok  en la que, entre otras cosas decía «…no se puede estar orgulloso de un país que consiente y ampara estafas a gran escala. Que niega a sus ciudadanos derechos elementales como son una vivienda digna, sanidad y educación. Que niega la cultura y la ciencia y cuyas instituciones, de la primera a la última están corruptas hasta la médula…. en manos de una casta política y económica amoral, insensible, ciega y estúpida que nos ha arrastrado a la miseria…»

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    «Blacksad», el gato superhéroe por el que tanto Diaz Canales como Guarnido fueron galardonados con dos premios Eisner en el Comic Con de San Diego. 

    Diaz Canales seguía en su carta  «…por todo ello no quiero que mi nombre se asocie… con ese esperpento que han dado en llamar «MARCA ESPAÑA…». DAVID AJA, autor del famoso «Ojo de Halcón» y otro de los genios del cómic español se pronunció también en la misma línea.

     

    Cuarta mirada:

    GOOGLE ACERCA EL ARTE ESPAÑOL A MILLONES DE USUARIOS.  Muy cierto . Google Art Project se creó hace un par de años con la intención de hacer el arte del mundo accesible a cualquier persona en cualquier lugar y momento. 200 museos e instituciones artísticas se incluyen en  esta website. Esta primavera pasada, 12 museos españoles  solicitaron la inclusión en ella. 731 obras de arte de museos españoles están en el Google Art para disfrute de todo el mundo.

    MARCA ESPAÑA - ARTE - SE APUNTA A UNA INICIATIVA DE GOOGLE - 260313 Sorolla_delmar_full_676x256

    «Paseo a orillas del mar» de Joaquín Sorolla. Una de las obras que se pueden ver en el Google Art Project.

    Esto también es «Marca España», desde luego. ¿Nos lo apuntamos como mérito de los que están al frente de la organización «Marca España»?. O decimos : ¡Gracias, Google, por tenernos en cuenta!.

     

    Quinta mirada:

    LA MARCA ESPAÑA SE PONE DE LARGO EN BRUSELAS.  Desfile de ropa de varios diseñadores españoles en la mismísima sede del Parlamento Europeo. Más de 500 invitados para dar a conocer alguna de las vertientes de la «Marca España». Casi todos los invitados eran españoles (un 85% aprox.), no había un público internacional.  ¿Vender España a los propios españoles?. Raro, raro… Grave error táctico.

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    «Cook and Fashion». Moda nuestra en la presentación de la «Marca España» en el Parlamento Europeo. Foto EFE.

    Nadie parece acordarse de tragedias como la de Bangladesh, donde quedó al descubierto que las empresas de moda española también forman parte de esa asquerosa explotación de  mano de obra muy, muy barata del Tercer Mundo.  Según el sindicato IndustriALL una camiseta fabricada en Bangladesh que se vende a 20 euros, tiene unos costes laborales de 1,5 céntimos.

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    Una foto para pensar en tu ropa. Los muertos de Bangladesh, sin saberlo, contribuyen a la «Marca España» con su trabajo y su vida. Foto A.M. Ahad. AP Photo. Gtresonline.

    En el acto bruselense se trataba entre otras cosas, según palabras del Ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo de «superar el cliché de la España de charanga y pandereta».  Curiosamente, la presentación terminó con un espectáculo típico y tópico: flamenquito, tapitas, etc.  No hablo de la calidad del espectáculo ni de las tapas, que seguro era todo muy bueno.. pero forma parte del cliché sobre España. Los errores tácticos de nuestros dirigentes también  suelen ser una parte de la «Marca España».

     

    Sexta mirada:

    ESPAÑA PREVÉ UN AUMENTO DE TURISTAS INTERNACIONES ESTE VERANO. Y también:  PREMIOS PARA LAS PLAYAS CON MAS CALIDAD DE ESPAÑA. Acertaron. Las cifras del mes de julio de este año arrojan el dato más alto de la historia de visitantes extranjeros a nuestro país: nuevo récord  ya que nunca en julio se habían alcanzado la cifra de los casi ocho millones de turistas que han llegado a nuestro país. Un 2,9% más que en el mismo mes del año pasado. Estamos de enhorabuena. 34 millones de turistas en los siete primeros meses del año, según FRONTUR.  Con respecto a las playas, nada menos que  174 obtuvieron la «Q» de  calidad turística. En cuestiones de turismo, parece que podemos estar contentos. Nos llenamos de «Marca España».
    MARCA ESPAÑA - HOTELES LUJO - PLAYA - MARBELLA CLUB -  COPY THE LEADIN HOTELS OF THE WORLD - 20_hoteles_de_lujo_en_la_playa_743153185_645x

    Turismo de lujo y playas de calidad, campos de golf, spa,.. El mítico Marbella Club, uno de los primeros en España. Copy The Leading  Hotels of the World.

    Pero, si miramos lo que se gasta un turista en España, no queda más remedio que poner cara de póker.   Porque, de media,  cada turista se dejó este año, con respecto al anterior,  949 euros en el conjunto de su viaje (un 2,6% menos), y 109 euros diarios (un 3,4% menos). Así que, mayormente, tenemos un turismo que algunos definen como «cunetero». Bebe mucho y malo y gasta poco y barato. Y se aloja en cualquier sitio que no le cueste apenas.

    MARCA ESPAÑA - PLAYA DE LEVANTE LLENA - playa-llena1

    Masificación en las playas de Levante. Confundir cantidad con calidad parece ser también un distintivo de la «Marca España».

     

    OTRAS MIRADAS. El apartado «España al día» de la «Marca España» sigue mostrando en imágenes y textos lo muy importantes que somos: los más concienciados en donaciones de transplantes -cierto- , cuatro universidades entre las 100 mejores del mundo -cierto-, convocatorias de programas de excelencia, lucha contra el hambre a través del arte ¿?,  promoción de Santander 2014 a través de la Federación de Vela, Iberdrola que va a construir el parque eólico «Wikinger» en el Báltico  (mientras en España se van a gravar las viviendas o edificios con placas solares -cierto-, y la energía limpia está prácticamente taponada por las grandes compañías -cierto- y ya nos han anunciado una muy importante subida del recibo de la luz -cierto-), se enseñan las inmensas colas para visitar la exposición de Dalí en el Reina Sofía mientras se ocultan las no menos largas de las oficinas del paro.  Todo esto, lo malo y lo feo, lo triste e inhumano,  Mariano Rajoy y compadres, es también «MARCA ESPAÑA». Les guste o no. La «Marca España» tiene muchos lados oscuros, desagradables, infortunados y siniestros.  En algunos lugares, se han llegado a cerrar las aguas de las fuentes para que los pobres no vayan allí a lavarse. Eso da mala imagen a la «Marca España».

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    Cola de parados ente una oficina de empleo. No interesa a la «Marca España».  Pero es una de nuestras mayores (y peores) realidades.

     

    Los extranjeros lo tienen muy claro: según diversos estudios, la imagen de España es una playa, sol y una hamaca, comida, algo de cultura y gente simpática. Un lugar ideal para pasar la jubilación y la vejez. Pero no nos ven como un país para trabajar ni para invertir ya que su  valoración respecto a la investigación, el desarrollo, las nuevas tecnologías y la calidad de productos y servicios es negativa. Son palabras de Ángel Alloza, Director Ejecutivo de Corporate Excellence. La imagen de España, por mucho que se inventen slogans, páginas web y organismos que sirven para devolver favores en muchos casos o apoyar a gente de «la misma cuerda», no es buena. La corrupción, el malestar social, el paro, la pobreza y las cada día mayores desigualdades entre clases sociales,  son la causa justificada de una imagen de España poco favorable, más allá del sol y el cachondeíto.  Para que fuera confíen en España, creo que es imperioso e imprescindible que confiemos los que estamos dentro. Y, por todos los diablos, los políticos, banqueros, y negociantes a gran escala, con todas sus corrupciones, nos lo están poniendo difícil.

    Como colofón, les dejo con una exposición que se celebró en Berlín sobre la cara oscura de la «Marca España». Más de 250 artistas españoles repartidos por el mundo participaron en ella. Una muestra de carteles que no tiene desperdicio. Se trata de clicar  y la van viendo. Para mayor tamaño, ya saben, clican en la foto o cartel y aumenta. Más o menos como se infla la «Marca España».

    http://marca-espana.tumblr.com/

  • EL PATIO DE MI CASA ES PARTICULAR

    Y dese luego, cuando llueve se moja como los demás. Pero no escribo sobre el patio de mi casa a causa de la lluvia, si no de otros factores bien extraños (desde el punto de vista de una persona normal y corriente).

    En Berlín son muy frecuentes los edificios de viviendas que tienen una casa de cuatro o cinco pisos (generalmente sin ascensor) que dan a la calle de turno. Tienen un portal y, una vez pasado el umbral, el visitante o vecino se encuentra con dos opciones: entrar en las escaleras de los pisos que dan a la calle, o pasar a una especie de patio-jardín y, al fondo de éste, se encuentran a su vez uno o dos portales que dan acceso a las casas de atrás, con ventanas al patio. ¿Se sitúan más o menos?. ¿Sí?. Vale, sigo adelante.

     

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    Los patios de viviendas, con árboles y jardines son habituales en buena parte de los edificios de Berlín. En ocasiones son patios tan grandes que ocupan el interior de toda una manzana de casas. 

     

    En la casa donde yo habito cuando estoy en Berlín, no hay edificio delantero con ventanas a la calle. En su lugar, hay un espacio vacío y amplio, con unos árboles inmensos. Hay una verja verde, una cancela que no se cierra ni abre automáticamente desde ninguna de las casas y por lo tanto casi siempre está abierta y cualquiera puede entrar directamente al patio-jardín. Al fondo  hay dos portales. Yo vivo en el bajo del portal izquierdo y, por tanto, mis ventanas están a pié de jardín, allí tengo mis rosas, mis arbustos y otras plantas temporeras que adornan un poco el ambiente. Justo al lado de la ventana del salón-estar, hay una pequeña valla de ladrillo que no se muy bien qué pinta allí y una pequeña caseta en cuyas paredes los grafiteros entran y dejan su «ingenio» plasmado con mejor o peor ingenio. Muy berlinés todo. Pues bien, ¿qué se les ocurre que hace bastante gente que entra de la calle al tener paso abierto a un patio?. Lo sé, han pensado que entran a robar ¿verdad?. Pues no. Aquí, al menos en el barrio semi pijo en el que vivo, no suele haber robos. De hecho las casas y oficinas en bajos con ventanas a la calle no suelen tener ni verjas, ni persianas ni nada más que la propia ventana. En alguna rara ocasión alguien entra en un negocio si desde fuera se ve que hay ordenadores (tienen predilección por los Mac) y se los llevan. Pero eso es, por lo general, todo con respecto a robos.

     

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    En Berlín es muy frecuente que las ventanas bajas no tengan rejas. Foto: artono9.

     

    La primera particularidad de mi patio es que la gente que se ve apurada, en vez de entrar a un café o bar a hacer sus necesidades menores se mete en el patio, da la vuelta a la caseta, se planta frente a mi ventana y mea con toda tranquilidad. «A fín de cuentas -deben pensar los usuarios- si puedo evacuar escondidito de la calle en este patio, ¿por qué no hacerlo?. Es mucho más barato que pedir un café y usar los servicios de un bar». No piensan que allí vive gente a la que, seguramente, no le agradará que su jardín sea el retrete del barrio. Conclusión: son unos guarros desvergonzados, tacaños, egoístas e insolidarios. Así que, desde que yo estoy aquí, en cuanto veo que alguien se pone detrás de la caseta y empieza a bajarse la bragueta, salgo por la ventana soltando improperios, insultos en correcto español barriobajero, mezclado con palabras en alemán como «fuera, fuera» o «policía, policía» . No se dan mucha prisa en salir, no, es como si tuvieran derecho a mearse en la casa de otros pero, por no aguantar la bronca y la escandalera, se suben la cremallera de la bragueta con toda parsimonia y se van.  Esto es frecuente. Menos habitual es que, a veces, entran abuelitas que pasean a sus nietos, les bajan la braguita o el calzoncillo y, con la mayor cara dura del mundo, ponen a sus nietos a mear justo en el borde de mis flores y plantas. «Liebe Frau, bitte» ( ¡querida señora, por favor!) y la señora mira a mis ventanas con cara de no entender por qué le hablo, así que tengo que pasar al «fuera, fuera, guarra, policía, policía». Esos nietos, cuando yo ya no esté en este mundo, serán mayores y entrarán a mear a este patio. «Conozco un sitio desde pequeño, aquí cerca, en el que podemos mear sin que nos cueste un duro», me los imagino con toda claridad y el convencimiento de que seguirá siendo así: este patio convertido en el meadero de los que estén o pasen por el barrio.

     

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    Como no quiero poner orinando a uno de los visitantes del patio de mi casa, prefiero esta bonita  fuentecilla, con sus chorritos de agua. Mejor ¿no?.

     

    Enfrente de mis ventanas y el jardín, junto a la pared que separa mi patio del de la casa de al lado, están los  hierros donde se aparcan y amarran las bicis de los que aquí vivimos. A través de la cancela, el biciparking se ve desde la calle. Y hay huecos libres para poner alguna bici más. Antes he dicho que en Berlín, al menos en mi barrio, no son frecuentes los robos… salvo el de las bicis. En todo Berlín, a poco que te descuides, las bicis vuelan. Muchos roban a otros muchos que, a su vez roban de nuevo cuando se encuentran sin su bici. Pues bien, el parking de bicis del patio se ha convertido en un lugar donde dejar bicis robadas, esperar con ellas allí unos días a ver si no pasa nada, hasta que finalmente, viene el ladrón con un comprador que la prueba y, si le gusta,  la compra. Últimamente se ha frenado un poco este trasiego de bicis robadas porque un buen día aparecieron dos maravillosas bicis de aluminio guay, recién estrenadas y, cuando vino el ladrón con los compradores, se encontró con que las bicis habían volado. ¡Vaya por dios!, este patio milagrosamente parece que ha dejado de ser un almacén seguro para bicis robadas. Ya nos hemos librado de algo… por el momento.

     

    BICIS EN BERLIN - FOTO GUANCHE - berlin-mercadillo-mauerpark-1

    La compra-venta de bicis en Berlín es un negocio: honrado o no, bicis robadas o bicis «legales» se venden con cierto desahogo en cualquier zona, en el patio de mi casa (más discretamente) o en plena aglomeración, como vemos aquí, en la entrada del mercadillo del Mauer Park. Foto Guanche.

     

    Al pasar la cancela de mi patio, bajo los grandes árboles y antes de llegar al ensanchamiento donde están el jardín y los dos portales, hay una fila con siete cubos de basura. Aquí, en Berlín,  todo es reciclado, todo tiene su cubo y por lo tanto, es fácil hacer este acto tan cívico que es separar basuras. Es completamente distinto a Madrid, donde no suele haber sitio en los edificios de la ciudad para tener múltiples cubos alineados y allí dejar los diferentes tipos de basura. (Por eso me dió risa la estulticia con la que Ana Botella pretendía que en cada vivienda hubiera no se bien cuántos tipos de basuras diferentes. ¿Para ponerla dónde, señora alcaldesa, con estas cocinas diminutas?. ¿Para echarlas en qué cubos del edificio, señora Botella?.  Antes de pedir a los vecinos de Madrid que separen en varias bolsas las basuras de una casa, ocúpese de que haya dónde tenerla en las casas y dónde en los edificios, so lista). Bien, a lo que iba. Aquí si que hay dónde bajar las basuras de cada vivienda, cubos para el vidrio, para residuos orgánicos, para papel, para cartón, para briks y envases de comidas, para restos sólo biológicos, etc, etc. Si tengo las ventanas de la casa abiertas, oigo de vez en cuando ruido de vidrios rotos,  tapas de cubos que caen de repente. Son los pobres de Berlín, que, como tienen entrada libre a este patio, hurgan en las basuras para varias cosas: encontrar algo que echarse a la boca, recoger botellas que puedan devolverse en unas máquinas que hay en algunos centros o supermercados de barrio y  por las que te dan a cambio unos céntimos,  o con un poco de suerte encontrar alguna ropa o calzado viejo con que cambiar la ropa sucia o calzado roto que llevan encima.

     

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    Este pobre anda con los pies por el suelo. Quizás no encontró nada que le pudiera servir en ninguna basura , o quizás prefiera su pobreza a los desperdicios de los demás. Foto: anyka.

     

    Pero ¿en Alemania hay pobres?. ¿No es la tierra de la Merkel la tierra de la abundancia?. Depende, cada uno cuenta cuenta la feria según le va en ella. Yo no me quejo demasiado (tampoco le debo nada a la ªMerkel ni a su gobierno ni a sus instituciones), pero aquí hay pobres, y unos cuantos vienen a hurgar en la porquería que tiramos todos los vecinos de mi patio. Porque, hablando de reciclar, en Berlín sigue vigente una costumbre que abandonamos los españoles hace tiempo, pero que yo la recuerdo de mi infancia: los cascos de las bebidas se llevaban de vuelta a la tienda y te pagaban por ello. En España, los tiramos y el beneficio se lo lleva ¿quién?. A saber… ¿Sabe usted, alcaldesa Botella lo que se hace con las botellas en Madrid y quién se lleva los beneficios?. ¿Alguna adjudicación a dedo quizás?. Noooo, perdone, eso en Madrid no pasa nunca con nada ni con nadie, ya sabemos.

     

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    La pobreza y el alcohol hacen estragos. Tirado junto a los cubos de basura y otros desperdicios que no son de meter en cubos. Esta estampa no solo es frecuente en  Berlín, si no en cualquier ciudad del mundo occidental. Foto: StÄf©phane.

     

    A lo que iba. Por aquello de que en mi patio, junto a los cubos de basura hay mucho sitio, con esos árboles tan grandes y esa entrada tan libre, otra curiosidad es que, de un día para otro, aparecen junto a los cubos todo tipo de artilugios que no están previstos para meter en los cubos. Por ejemplo, un colchón. Es muy fácil: su colchón está viejo y sucio, tiene manchas, ya no hay quien duerma a gusto. Hay que comprar uno nuevo. ¿Que hago con el viejo?. Aquí las tiendas no te traen el nuevo y se llevan el viejo. Eres tú el responsable de hacerlo desaparecer. Tampoco hay un servicio como en Madrid en que llamas al Ayuntamiento y te dan día y hora para recoger muebles, colchones o lo que haga falta que no sea basura de cubo. Sin embargo, hay unos puntos de recogida en cada zona y es allí donde debes llevar todo eso de lo que te quieres deshacer. Pero ¿para qué?. «Aquí al lado -deben decir los vecinos pijos de los alrededores- hay un patio al que se puede entrar y mucho sitio para tirar las cosas». Así que, cuando sales por la mañana, han florecido junto a la larga línea de cubos de basura todo tipo de enseres domésticos: colchones, somieres, alfombras, lámparas rotas, vigas de madera, estantes desvencijados… Y tú te desesperas, das la lata a tu familia alemana, vecina en la misma casa, para que en un correctísimo alemán que una servidora es incapaz de hablar, le comunique al administrador de la finca que la entrada al patio está hecha una mierda, con otras muchas mierdas de todo tipo y que mande un propio o varios para que se las lleven a los puntos de recogida.

     

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    Cubos de basura de diversos tipos, pertenecientes a una vivienda de Berlín. Foto Yamina Raspa.

     

    Mientras tanto, la borracha del segundo piso, que ya ha pasado la menopausia pero se cree una adolescente, racista y xenófoba, alguna vez que tiene mal vino baja al patio y grita contra la española (servidora) que no se sabe muy bien qué daño le ha hecho. Las ventanas se iluminan, los vecinos ven la estampa, oyen, vuelven a cerrar y apagan la luz. Al día siguiente, me buscan o buscan a mi familia y se solidarizan conmigo, me dan las gracias por lo bien que cuidamos el jardín y la pasta y el esfuerzo que nos dejamos en ello (por amor al arte) y nos invitan a tomar una cerveza o a un cumpleaños si se tercia. Y no se hablan, generalmente, con la borracha.

    Llego al final. Como habrán leído, realmente ¿es o no es particular el patio de mi casa?. Yo creo que bastante. Desde hoy, tiene una particularidad más: he encontrado en el rincón de los meones a un alemán muy grande con una bolsa grande también, metiendo en ella algo que apresuradamente le estaba dando una mujer de rasgos orientales. ¡Joder, ahora esto se va a convertir en un dispensario de drogas, he dicho!. «No -me dice mi hija-  le está vendiendo cartones de tabaco de contrabando y no se atreverán a hacerlo en medio de la calle».

    ¡La madre que los parió a todos!. Realmente, (todos cantando) el patio de mi casa es MUY particular… lala lala, lala, tralara lará.