Hablo con Miguel de la Fuente, un amigo y reportero gráfico de TVE que acaba de llegar de Irak. Ha visto tantas atrocidades en su vida profesional, de guerra en guerra y de miserias en miserias tercermundistas, que casi me asombra al hablarme con voz trémula y derrotada de las escenas terribles que se viven en Irak todos los días, de cómo la muerte está a la vuelta de la esquina, de cómo ya no quedan apenas reporteros en la zona, del peligro y el horror.
Muerte y desgracias infinitas han caido sobre aquel próspero y moderno país desde que en las Azores decidieron dos presuntos futuros criminales contra la humanidad y su monaguillo, que había que cepillarse al dictador que -según los expertos- el gobierno USA había puesto años antes en el poder. ¿La excusa?. Todos la sabemos: Irak tenía armas de destrucción masiva. Y no, no las había. Hasta ahora, que las han llevado para hacer la guerra los chicos de Bush. No se trataba de cargarse al dictador que les salió respondón, no. Se trataba de mirar por los intereses de los poderosos de Yankilandia. Y como siempre, ahorcamientos aparte, quien ha salido perdiendo es el pueblo, la gente normal, los viejos, las mujeres, los niños. El dúo de las Azores y su monaguillo han conseguido que hasta el momento haya más de 650.000 muertos en Irak; 2 millones de desplazados y que, como mínimo, cien personas mueran al día. Es una media espantosa. No me pregunto con qué gesto se mirará Bush al verse en el espejo cada mañana porque me lo imagino perfectamente: tendrá la misma cara de cretinez que se le puso cuando, visitando una guardería, le anunciaron el impacto del primer avión sobre las torres gemelas y luego el segundo. Me pregunto sí, sobre lo que pensará Blair de sí mismo. ¿Sentirá sobre él todas las muertes o sólo si alguna vez lo juzgan en el Tribunal de La Haya por crímenes contra la humanidad?. ¿Y el pequeñín?. Imagino a Aznar soltando teórica por Australia, ahora que habla inglés en público con una cierta soltura. La melena, ya vemos que no se le cae, pero ¿se le caerá la cara de vergüenza por lo que dijo que sabía sin saber nada, por las mentiras que nos contó y por la parte de muertos que lo tocan en esa guerra?.
Mientras, en el País Vasco andan a bronca diaria. Entre aplausos y mimos de sus seguidor@es, Otegi (no es una errata, es que el «gui» español es «gi» en euskera) va a declarar al Tribunal. Después, lo mismo con Ibarretxe. Pero en esta ocasión, a un seguidor -presuntamente- del PNV se le ha disparado el pié o la rodilla y ha ido a darle con todas sus fuerzas en sus partes (en sus partes genitales quiero decir) a un miembro del Foro de Ermua. Han arreciado los insultos, las iras, los empujones, las amenazas. ¡Qué imagen damos! Ya, ya sé que la situación en el País Vasco no tiene nada que ver con lo de Irlanda. Nos lo dicen desde siempre todos los políticos de cualquier signo. Creo que es lo único en que están de acuerdo desde la noche de los tiempos. Pero, mira por donde, han coincidido en los informativos de todas las televisiones las imágenes de lo ocurrido en el País Vasco, con las de Ian Paisley y Gerry Adams en Irlanda, haciendo un pacto, hablando para formar un gobierno de coalición. Han dialogado mucho y durante muchos días para llegar a este punto, a este acuerdo, aunque no se hayan dado la mano como amigos. La política es así: diálogo para llegar a acuerdos pese a quien pese. Ni las armas ni las cárceles ni las bombas consiguieron paz y acuerdos en Irlanda. Gerry Adams, fué la cabeza política del IRA, pero antes fué uno de sus responsables «militares» y – siempre según analistas expertos-, se cree que fué responsable de más de una bomba y algunos muertos en atentados en las islas. Paisley, duro, retrógado, conservador y belicoso, provocador hasta la saciedad, ha dicho que se ha hecho lo que había que hacer y ahora tocaba empezar nuevos tiempos. Y yo me pregunto: ¿servirá esto para hacer pensar varias veces a algunos políticos que hablando, solo hablando, se entiende la gente?.
Camino Ciordia