MALTA TAMBIÉN EXISTE

Los problemas de la inmigración desde el África Subsahariana y los países árabes en conflicto, no afectan solamente a determinados lugares que, como la isla de Lampedusa, parecen ser por alguna razón los favoritos de los medios de comunicación. Malta es uno de esos lugares olvidados en los que la avalancha de inmigrantes necesitados de una vida más segura y más decente,  son una problemática a resolver. Pero Malta, esa especie de gran portaaviones anclado en medio del Mediterráneo, es un lugar que parece no existir. Por eso traigo hasta aquí un artículo y fotos de Olmo Calvo para  «Fronteras Invisibles» y un reportaje que analiza su situación, las condiciones en que están los inmigrantes llegados a sus costas,  y que ha sido proporcionado por Presseurop Newsletter ES. Aquí están los testimonios.

Atrapados en Malta (Fronteras Invisibles)

http://www.fronterasinvisibles.org/Fotos-de-Malta.html

The Rock. Asi llaman a Malta muchos de los cerca de 3000 migrantes procedentes de África que se encuentran en este pequeño país del Mediterráneo. En mitad de camino entre Libia e Italia, esta histórica isla se convirtió en una parada obligatoria en sus c aminos. Procedentes en un 80% de Somalia, pero también de Sudán, Eritrea y Etiopía, huían de la guerra, las hambrunas y las enfermedades. Después de un largo camino atravesando desiertos y sorteando a las diferentes bandas armadas y a las policías corruptas y salvajes de varios países, la mayoría sufrió atracos, agresiones, violaciones, la muerte de amigos y la cárcel en Libia antes de embarcarse en un bote de madera rumbo a Europa.Algunos llegaron a las costas de Malta por sus propios medios pensando que lo hacían a las de Italia, y otros fueron capturados en el mar y conducidos hasta allí. Casi todos estuvieron presos en los Centros de Detención de la Isla por meses o años en condiciones infrahumanas antes de ser puestos en libertad.

malta-refugiados-negros-cosas-hacinadas-foto-olmo-calvo.jpgHacinamiento y pésimas condiciones de vida. Es la Malta de los inmigrantes. Foto: Olmo Calvo.

A día de hoy sólo queda un Centro de Detención abierto de los cuatro que llegaron a funcionar y la mayor parte de los migrantes viven hacinados en varios campamentos llamados open centres en una zona de la isla cercana al aeropuerto y alejados de Valletta, la capital.El Centro de Detención que aún permanece abierto retiene a 140 personas. Los demás cerraron debido a que a Malta ya no llegan botes con migrantes desde hace un año, sólo uno en los últimos meses. Justo el tiempo que lleva en vigor el acuerdo entre el gobierno italiano del ultraconservador Silvio Berlusconi y el dictador libio Muamar Gadafi, por el cual Italia paga a Libia para que impida a los migrantes salir de sus costas. Europa continúa alejando sus fronteras e instalándolas en países del norte de África. En Malta existen cinco open centres. El mas cercano a la capital se encuentra en Marsa. Los otros cuatro están en una zona llamada Hal Far, situada entre el aeropuerto, una base militar, un pequeño pueblo turístico, un gran puerto de mercancías y el mar.

malta-pared-campamento-foto-olmo-calvo.jpgMalta. Entrada al hangar de Hal Far. Foto: Olmo Calvo

Las personas que viven en ellos pueden entrar y salir libremente del recinto, tienen una cama en una litera, unas raciones de comida y una cantidad simbólica de dinero por semana. El de Marsa es un edificio con tres plantas y multitud de cuartos donde se apilan montones de literas. Los de Hal Far son variados, desde los destinados a los hombres, compuestos por grandes tiendas de campaña y containers repletos de literas, a un antiguo centro de detención que aloja a las mujeres, pasando por unos pequeños edificios algo mejor acondicionados destinados a las familias. En los open centres de los hombres hay un solo grifo para cientos de personas y unos pocos baños químicos sin ningún tipo de higiene. En las tiendas suelen dormir juntos 16 hombres y en los containers 20. En verano el calor en su interior es insoportable y muchos sacan los colchones al patio para dormir mientras las ratas pasan a su lado. En invierno el frío y la lluvia se cuelan por todos los agujeros.La mayor parte de los migrantes en Malta proceden de países en conflicto, pero sólo son reconocidos como refugiados un pequeño porcentaje. El resto consta como solicitante de asilo. Casi todos ellos tienen un carnet especial sólo válido para Malta, que les da derecho a trabajar, a la sanidad y a salir de la isla durante tres meses al año.Pero la realidad es mucho mas difícil de lo que parece. Malta es un país de sólo 316 kilómetros cuadrados y 400 000 habitantes. Tiene suministro limitado de agua dulce y no posee fuentes de energía propias. Su economía depende del comercio exterior (sirviendo como puerto de trasbordo para los buques), de las manufacturas (especialmente electrónicas y textiles) y en gran medida del turismo, por lo que a penas hay puestos de trabajo a los que los migrantes puedan optar.

malta-refugiados-negro-ante-el-mar-foto-olmo-calvo.jpgLas posibilidades para un inmigrante de encontrar trabajo en Malta son prácticamente nulas. Foto: Olmo Calvo

Por otro lado se trata de una sociedad muy católica donde incluso está prohibido el divorcio, y la mayor parte de los migrantes son musulmanes. Todo esto provoca que los migrantes se encuentren atrapados en un lugar que no quieren, donde no hay posibilidad de encontrar un trabajo y donde la adaptación es muy difícil debido a lo reducido que es el país y a lo conservadora que es su sociedad. Por lo que los pocos derechos que tienen estas personas en teoría, no los pueden ejercer en la práctica. Casi ninguno tiene dinero para abandonar los open centres ni para salir del país durante los tres meses al año que tienen permitido. Cuando alguno logra viajar e intenta establecerse en otro país, son deportados inmediatamente de vuelta a la isla. si son descubiertos por la policía una vez transcurrido el tiempo máximo establecido.El tiempo pasa y hay quien lleva años viviendo así. Un programa de Naciones Unidas busca, poco a poco, países de acogida para los migrantes a los que les concedieron la categoría de refugiados, otros muchos son considerados sólo inmigrantes irregulares y su destino mas probable es la deportación a sus países de origen.Malta es sólo un lugar de tantos en la Europa fortaleza, donde las fronteras físicas y burocráticas se alzan enormes ante los migrantes que intentan entrar buscando un lugar mejor para vivir.

En los campos de los olvidados

http://www.presseurop.eu/es/content/article/703851-en-los-campos-de-los-olvidados

Por: Carine Fouteau (Mediapart) París, 9 junio 2011

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Después de Lampedusa en Italia, Malta es el destino por el que más optan cientos de africanos que huyen de los combates en Libia. Pero aquí, Europa cobra el aspecto de un hangar insalubre donde se hacinan con la esperanza de obtener un improbable asilo político. Foto: Olmo Calvo.

Enclaustrados a su llegada en centros cerrados, los exiliados identificados como «vulnerables» se reparten por los centros de acogida abiertos. Uno de ellos se reserva a las familias. El lugar se llama Hal Far y se encuentra al final de una línea de autobús, aislado de comercios y de las viviendas normales, en las inmediaciones de las pistas de un aeropuerto abandonado. Allí se concentra una treintena de familias a la espera de protección internacional. En este lugar, el aire es a menudo húmedo, asfixiante en verano y glacial en invierno.

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Mujeres y niños son los que más sufren la precaria situación en que  los inmigrantes viven en Malta. Foto: Olmo Calvo

Dawit, un etíope de 35 años, que salió de Trípoli con su mujer y su hijo de dieciséis meses, forma parte de los desafortunados residentes del hangar. «Agradezco a las autoridades maltesas porque salvaron mi embarcación del naufragio y porque nos acogen», comienza diciendo. «Pero hay que decir que este lugar es horrible, realmente horrible. Procedemos de Somalia, Etiopía, Eritrea, algunos de Gana y otros de Argelia. Aquí sólo hay familias con niños. El más pequeño tiene un mes y medio. También hay una mujer que dio a luz al llegar. La sacaron del centro de detención y cuando el bebé nació, los volvieron a traer al centro».

 

«Un médico italiano lloró al verles»

«Todos estamos agotados», continúa. «¿Y dónde nos han metido? En este hangar, donde todo está sucio y es peligroso. No tenemos luz: sólo hay dos fluorescentes para todo el lugar y no hay nada para alumbrarse en las tiendas. Las superficies están impregnadas de aceites, las evacuaciones de agua no funcionan bien, hay ratas corriendo por todos los sitios. Todo esto es tóxico. Los bebés se tocan la boca, los ojos, sufren infecciones, se ponen enfermos. Hay que llevarles constantemente al hospital. Hemos visto a un médico italiano llorar al verles. La última vez que tuve que ir a buscar medicamentos para mi hijo a la farmacia tuve que pagar 39 euros. Esto no puede continuar así. Y además, llega el verano. Con el calor, va a ser insoportable. Estamos agradecidos, pero este lugar no es el indicado para los seres humanos».

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 La tristeza y la desesperanza invaden con frecuencia a los refugiados. Foto: Olmo Calvo

Dawit lo repite, no tenía intención de venir a Europa. Este profesor de inglés se vio obligado a embarcarse para huir de los combates, pero también de la violencia que sufren los africanos subsaharianos. Entre los padres de familia que han corrido la misma suerte que él, se encuentra un estudiante de medicina, un ingeniero informático y un traductor. Algunos habían dejado su país de origen a raíz de las persecuciones e incluso habían obtenido el estatus de refugiado. Todos tenían proyectos de vida en Libia. Y todos han rozado la muerte en su periplo a través del Mediterráneo.

 

«Los niños enferman unos tras otros»

Desde el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) hasta las asociaciones humanitarias que han acudido al lugar, los testimonios coinciden. En el hangar, las tiendas distribuidas por la Cruz Roja suiza se alinean en tres filas de diez tiendas. En ellas se hacinan alrededor de 150 personas, incluidos bebés, agrupados por familias. Alrededor de este edificio se han instalado contenedores provistos de 16 literas cada uno, donde se alojan (separados) los hombres y las mujeres que se encuentran solos.malta-refugiados-en-litera-foto-olmo-calvo.jpgCansancio, derrota, rabia, es el reflejo de sus caras a la hora de descansar. Foto: Olmo Calvo

Céline Warnier de Wailly, miembro de Jesuit Refugee Service (JRS), una asociación de asistencia jurídica y social presente en Malta junto a los refugiados comenta: «Los niños enferman unos tras otros. Se convierte en una situación crónica y grave», insiste. «Cuando se instalaron las primeras familias en el lugar, su reacción fue decir que preferían volver al centro de detención. He visto a compañeros llorar al distribuir agua, leche, cochecitos o mantas. Y son personas que están acostumbradas a ver cosas horribles».

Esta situación se repite también en lo que las autoridades locales y los refugiados denominan Tent Village, el poblado de las tiendas, a unos cientos de metros del hangar. Se trata de grandes tiendas instaladas a cielo abierto, en parte destruidas por las borrascas de febrero. Incluso cuando están en buen estado, no protegen bien de la lluvia y el viento, tal y como constata ACNUR.

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 El poblado de las tiendas. Frío en invierno y calor extremo en verano, escasi cmo vivir a la intemperie. Foto Olmo Calvo.

 

«Las autoridades organizan la penuria para incitar a la gente a marcharse»

«En el hangar y en el Tent Village, las condiciones son inferiores a los estándares aceptables, sobre todo para las familias con niños», indica Fabrizio Ellul del ACNUR en Malta, empleando el lenguaje administrativo propio de las organizaciones internacionales. «Los equipos sanitarios y las condiciones de vida no son las adecuadas para estas estancias tan prolongadas y estos centros nunca se han ideado para personas vulnerables», añade.

De hecho, ni el hangar, ni las tiendas habían albergado hasta ahora a familias. Incluso se habían cerrado en los últimos meses, cuando dejaron de llegar embarcaciones. Porque el acuerdo migratorio firmado entre Italia y Libia al final produjo sus frutos. «Durante un año, aparte de una embarcación el pasado mes de julio, no se produjeron llegadas», destaca Maria Pisani, de la ONG Integra Fondation y especialista en cuestiones de asilo en Malta. También opina que la situación en Hal Far es insostenible.

 

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 «Prisioneros» en el campamento. Al fondo o delante, siempre las alambradas. Foto: Olmo Calvo

Debido al aislamiento geográfico de los refugiados, denuncia la «creación de un gueto». «No hemos aprendido la lección de los años pasados», opina. «No se ha hecho nada para mejorar los equipos. Las condiciones incluso han empeorado».

«En lugar de contemplar la posibilidad de crear instalaciones o la integración en el lugar, las autoridades maltesas se han basado en la reinstalación o la reubicación en otros países europeos u occidentales. Esa es su estrategia. Organizan la penuria en los edificios para incitar a las personas a que se marchen en lugar de quedarse». En otras palabras, Malta se basa en la urgencia para evitar que se instalen los recién llegados y obligar así a sus socios europeos a acogerles.

Contexto

Malta e Italia, solas ante la ola de refugiados

Desde el inicio de los bombardeos «aliados» en Libia, ha dejado de funcionar la política «push-back policy» de expulsión de los inmigrantes. Muamar El Gadafi advirtió que sus guardacostas ya no les detendrían, como venían haciéndolo desde el acuerdo italo-libio de agosto de 2008, con lo que se reavivó el fantasma de la invasión. Malta, al igual que Italia, señala la falta de medios financieros y la ausencia de solidaridad europea en lo que los países de la UE denominan el «reparto de la carga» del asilo. A pesar de los combates en los que la mayoría participan, los Estados miembros de momento no han activado el procedimiento excepcional llamado de protección temporal, adoptado en una directiva de 2001 y jamás aplicado. Su fin es ofrecer a los refugiados «una protección inmediata y acogida en el territorio».

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 El mar no será nunca para los inmigrantes un lugar de recreo. Foto: Olmo Calvo

La consecuencia es que, por una parte, las autoridades maltesas e italianas siguen estando solas a la hora de gestionar las llegadas; por otra, pueden seguir negando el estatus de refugiado, puesto que las personas deberían haber vuelto a su país de origen. Por ello, los etíopes como Dawit, tienen pocas posibilidades de obtener el asilo, a diferencia de los que proceden de Eritrea, Somalia y los sudaneses de Darfour, para los que el ACNUR ha dado recomendaciones explícitas de protección.

Comentarios

6 respuestas a «MALTA TAMBIÉN EXISTE»

  1. BALLY

    Hola 🙂 me han encantado tus post de Berlín te he encontrado buscando cosas interesantes de Berlín estoy enamorandome de esa ciudad poco ap oco y voy a ver cada viaje un barrio para encontrar las cosas que los turistas no encuentra (de hecho no he visto en 3 visitas la puerta de bandenburgo ups!) bueno el caso es que me gustaría que me dijeras rincones interesante, bonitos o simplemente especiales de alguna forma para ir 🙂 Gracias’

  2. Emanuela Sinetta

    Excelente trabajo Camino pero que tristeza! Donde vamos como humanidad…

  3. Lorenzo Barba

    Nunca se me había ocurrido pensar en Malta como lugar de inmigración, o de paso de los inmigrantes africanos hacia el continente europeo, pero es lógico que así sea, porque ahí, puesta en medio del mar, lo normal es que lleguen inmigrantes pensando incluso que están ya en Europa. Bueno, Malta es Europa también, pero ya me entiende, no creo que ninguno se la plantee como punto final de su viaje. Interesante saber algo de lo que, tiene razón, nunca nos hablan en los informativos, ni en los periódicos ni en ningún lado.

  4. Mina

    A lo mejor parezco insensible, a lo mejor hasta lo soy, pero chico, aquí no hay sitio para todos los que quieren venir. Físicamente sí que hay sitio, pero no hay puestos de trabajo, la economía va fatal, los trabajos que antes no queríamos y que ocupaban los inmigrantes, ahora los necesitamos nosotros. No sabía nada de Malta, pero allí el problema, en un sitio tan pequeño y en medio del mar, debe ser todavía peor. ¿Y qué se va a hacer?. ¿Ponerles piso, comida y colegios gratis?. No; los meterán donde puedan hasta que se vayan hacia el continente o se vuelvan a su tierra. La solución podría estar en ayudarles pero en sus países de origen, que se puedan defender allí mismo. No se, todo es un lío.

  5. Demóstenes

    Me parece, Mina, que no te acabas de enterar de que va la vaina, el post sobre Malta. No se trata de que nos gusten o no los inmigrantes que tenemos en España, ni de que ocupen nuestros puestos de trabajo que no eran de nadie. La cosa va de que hay una isla de la que nadie dice ni pío en medio de las rutas migratorias hacia el continete y hay más de tres mil africanos allí metidos y ni ellos saben qué hacer ni los malteses tampoco. Es un problema grave porque seguramente ni ellos han querido ir a Malta como destino final, que seguramente la mayor parte han llegado allí engañados y, por otro lado, en una pequeña isla, dar cobijo y amparo a tanta gente es un follón que se las trae. Yo no sabía nada de esto y ahora ya se que hay en medio del mar más problemas que los de Italia y Lampedusa.

  6. Angela Fernández

    Solo quiero resaltar este párrafo del post, porque me ha conmovido y me ha hecho imaginar como si lo estuviera viendo realmente, la situación de los inmigrantes en Malta. El párrafo es éste:

    “Los niños enferman unos tras otros. Se convierte en una situación crónica y grave. Cuando se instalaron las primeras familias en el lugar, su reacción fue decir que preferían volver al centro de detención. He visto a compañeros llorar al distribuir agua, leche, cochecitos o mantas. Y son personas que están acostumbradas a ver cosas horribles”.

    Creo que poco más podría decir. Yo tampoco sabía nada sobre Malta, casi ni que existía.