ADIOS A BERLÍN

Llegó el momento de hacer las maletas y volar hacia el sur en busca de un clima más templado, de un cálido otoño que parezca otoño en vez de invierno; en busca de la luz que tenemos en España y anima el espíritu. Es la hora de huir de los fríos acusados y tempranos, de la luz encendida, a veces,  desde las 12 del mediodía. En definitiva, es la hora de decir adiós a Berlín – nunca inhóspito pero ya frío y destemplado-, para correr hacia Madrid a regocijarse con los rayos de sol que aún brillan durante el día en esos otoños tan maravillosos que ofrece la ciudad en esta época.

Pienso que soy como las bandadas de pájaros que en esta temporada cruzan los cielos rosados de los atardeceres berlineses camino del sur. Aquí, ya está todo hecho. «Todo el pescado vendido». Vamos a ver que hacemos ahora por allá abajo. Me desmoralizan los días lluviosos, uno tras otro, los vientos helados que llegan del norte verdadero y te hacen daño en la cara, en las orejas, en el ánimo. Me siento mayor, me duelen las articulaciones y juro contra esta ciudad (a la que adoro) y su clima horrible. Ese clima tan «horrible» que fué una de las causas de que me instalara aquí a ratos huyendo de los calores del sur. Pero estos días no quiero recordar eso, me duelo y recreo  en lo malo.  Contradicciones del ser humano. En fín, que me voy de Berlín. No aguanto más.Y Berlín, que es una ciudad generosa, decide, de repente, hacerme un regalo. Un regalo no solo a mí si no a los algo más de tres millones que estamos en esta urbe. Es domingo y ¡ha salido el sol!. Hace frío, pero este sol reconforta y todos estamos en la calle. ¿Qué hacer?. Rastro, mercadillo. Berlín los domingos está lleno de mercadillos. Uno de los más famosos y concurridos es el Rastro del Mauerpark. El parque del Muro. Se llama así porque el Muro pasaba delante de este parque en la Bernauer Strasse.La Bernauer Straße es el único lugar de Berlín donde una sección de las instalaciones fronterizas se ha conservado en su integridad con los muros divisorios (exterior e interior), la franja de la muerte, el camino de guardia la torre vigía y los proyectores de luz. Al otro lado de la calle, el Centro de Documentación con una terraza para verlo en toda su amplitud y libros, gráficos, vídeos, fotografías para que nadie olvide.

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Así era la zona auténtica del muro y aledaños. Solo en la Bernauer Strasse se conserva como era realmente. Foto: Alfonso Vidal.

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El muro en la Bernauer Strasse tenía unos dos metros y medio de altura. Foto: Alfonso Vidal.

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Centro de Documentación del Muro, con la escalera y terraza llena de visitantes. No hay que olvidar. Foto: Alfonso  Vidal.

Pero todo esto forma parte ya de la Historia. Hoy hace sol y el mercadillo del Mauerpark está a rebosar. Como Berlín es amplio y llano, los berlineses se mueven principalmente en bici. Por lo tanto, casi todos llevan a sus espaldas un enorme apéndice:  la mochila con sus cosas para así tener las manos libres y guiar. Como son altos y el sol los tiene excitados, andan por las calles del rastro descuidados,  olvidados de su apéndice trasero, con los que sueltan unos viajes que me van a dejar la cabeza loca de tanto golpe. «¡He crecido poco, al lado de estos bárbaros del norte, jopé!» – mascullo entre dientes . Aquí se puede encontrar de todo: desde trastos viejos, a telas por metros, pilas, radios antiguas, ropa de segunda mano en buen estado por cuatro duros y mucha morralla. Pero incluso hurgar en la morralla es divertido. Nunca se sabe cuando ni dónde puede aparecer un pequeño «tesoro». Que aparecen. Yo tengo varios.

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Se trata de pasear, buscar, comprar lo usado porque aquí mola «reciclar». De todo, para todos los gustos.

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La compra-venta de bicis, puede ser un buen negocio en el Mauerpark. Foto: Guanche

Pero no todo es mercadillo o rastro en el Mauerpark. En realidad, estamos en una gran explanada donde, además de los innumerables tenderetes, hay un campo de fútbol (cerrado, claro), un anfiteatro, chigres con comidas varias, playas de arena (sin mar) donde descansar un rato mientras tomas una birra con salchichas, donde también puedes cocinar, hacer una barbacoa  y donde por todas partes se oye música. Músicas, debería decir, de distinta procedencia y lugar, todas mezcladas según donde estés situado.

Grill en el Mauerpark

Una de las zonas de descanso, charla y comida. Foto: Patricia Sevilla

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Cada cual a su aire y a su bola. 

En el Mauerpark, los vecinos de Berlín aprovechan los domingos para desprenderse de todo aquello que les sobra, que ya no quieren o que necesitan vender. Los precios son a veces irrisorios. Y se regatea, por supuesto. Este rastro ha experimentado en estos últimos años una gran expansión, hay tenderetes con jóvenes diseñadores, con vendedores de cosas tipo «todo a 100», novedades variopintas, aunque  los promotores piden con carteles a la entrada que se respete el espíritu con que nació el mercadillo: compra-venta de lo usado . Pero el espectáculo, como decía llega más allá de la venta y del reciento del Rastro. Están los malabares, las cometas voladoras, los variados  puestecillos «off Rastro» con ropa usada o  tartas, los peluqueros sin local, los saltimbanquis… y  la música.

Niña en la cuerda floja

Aprendiendo a andar en la cuerda floja. Foto: Patricia Sevilla

Peluquero en el Mauerpark

Cambio de look por un precio moderado. Foto: Patricia Sevilla

Tartas caseras en el Mauerpark

Tartas caseras, un clásico alemán. Foto: Patricia Sevilla

Volando cometas en el Mauerpark

Niños de altos vuelos. Foto: Patricia Sevilla

Ropa de segunda mano en el Mauerpark

¡Colada a la venta!. Foto: Patricia Sevilla

Disfrutando de los últimos rayos de sol en el Mauerpark

Un rayo de sol, oh, oh, oh… Foto: Patricia Sevilla

En un claro, fuera del rastro pero dando ambiente al conjunto, un grupo de percusión. Gente a su alrededor. En el suelo, un hombre  pasado de rosca que parece disfrutar y animar a los muchachos. Mucho tiempo sin parar, sin un respiro. De vez en cuando, alguien se levanta para bailar al son de los bombos.  ¿Yo juraba contra Berlín al comienzo de este escrito?. ¡Tonterías!. Este regalo de despedida con sol y ambientazo  es lo más de lo más. Aquí no hay edades, ni jóvenes ni viejos, todos unidos, cómplices, camaradas de risas y diversión, de buen rollito.

Percusión – Mauerpark, Berlín Oct 2010.

Una música se impone a las demás. Es hacia el fondo,  donde está el pequeño anfiteatro. Me encamino hacia allí y el anfiteatro está a rebosar. En el escenario, un hombre de edad madura canta con ganas y como puede «O sole mio», mientras con sus compases un grupo de fornidos muchachos juegan al baloncesto a unos metros. Es un karaoke. ¿En un anfiteatro y a la hora de comer (merendar para los alemanes)?. Pues sí. Todos los domingos que hace bueno, un americano que se gana la vida montando karaokes en fiestas privadas, se instala allí con sus aparatos y espera que la gente acuda y salgan voluntarios. No cobra nada. Lo hace porque le divierte y  divierte a los demás. Hay que echarle valor para salir en medio, pero nunca faltan voluntarios  a puñados. Es necesario carecer de vergüenza, por supuesto, pero los aplausos del público siempre divertido y agradecido ante cualquier gesto de buen rollo, merecen la pena.

O Sole Mio – Mauerpark, Berlín Oct 2010.

Siempre hay en esta ciudad cosas que sorprenden,  divierten y enseñan. ¡Bendito Berlín que antes de marcharme desolada, fría y hundida en la falta de luz, me ha regalado esta despedida!. Auf Wiedersehen!.  Nos vemos en Madrid de nuevo. ¿Vale?.

Comentarios

14 respuestas a «ADIOS A BERLÍN»

  1. Tony Díaz

    Hola Camino
    creo que la Merkel debería darte alguna medalla por lo bien que promocionas la capital alemana. Y si no es ella, que lo haga el alcalde. Conozco Berlín pues he tenido que viajar allí varias veces y, aunque no conozco ese ambiente variopinto que tan bien nos describes e ilustras en tu post, si puedo decir que es una ciudad donde uno se siente como en casa. Es acogedora, abierta a todos vengas de donde vengas y divertida. Y cómoda. Enhorabuena por este post tan estupendo. Te sigo leyendo.

  2. Bibiana

    Tengo programado un viaje a Berlín y le agradezco mucho lo que ha escrito, porque me ha resultado tan apetecible, que voy a prolongar la estancia hasta el fin de semana para ver ese ambiente que ha reflejado en esas imágenes tan divertidas y curiosas. Parece un rastro algo diferente a lo que solemos ver en España y me ha apetecido disfrutarlo. A ver si el suyo no ha sido el último día de sol y tengo suerte. Y esa zona del muro que está tal y como era de verdad, todo. Gracias por enseñarnos cosas nuevas.

  3. Román Ruiz

    Parece que está usted enamorada de Berlín, una ciudad a la que no se que gracias especiales le encuentra, la verdad. Yo la conozco y me parece una ciudad a medio hacer, enormemente grande, pero con la mitad de la ciudad llena de espacios donde solo hay vegetación salvaje. Cantidad y cantidad de terreno donde no hay ni casas ni jardines. Es como si todavía no se hubiese recuperado de la guerra. Reconozco que, a pesar de ser Alemania, la población de Berlín es encantadora y se desviven por entenderte aunque no hables ni un sonido en alemán, pero en conjunto a mí me parece una ciudad destartalada totalmente. Claro que lo que usted nos enseña en esas fotografías y en los vídeos, es un ambiente divertido y para mí un Berlín insólito. Si vuelvo, procuraré mirar con más cariño y andar por esos lugares de los que habla.

  4. Angel Martínez

    Visto a través de lo que escribe y enseña, parece que Berlín, ciudad que no conozco, es un lugar encantador y con enganche. Estoy por proponerle que haga lo mismo con algunas ciudades de España. ¿Le apetecería?. Se trataría de ira una ciudad, descubrir determinados lugares o rincones fuera de las rutas turísticas al uso y que tuvieran colorido, espectacularidad o cosas insólitas y dignas de ver y que solo conocen los que viven en esa ciudad. En una palabra: abrirnos a todos sus lectores los lugares que son «solo» de los habitantes de cada lugar. Que es lo que hace con Berlín y que, gracias a ello, ahora nos habrá encandilado a unos cuantos. Vamos, que en cuanto haga buen tiempo, voy a intentar ir para ver no solo a Nefertiti sino disfrutar también de lugares como el parque que nos ha mostrado. A lo mejor, hasta me animo a cantar y todo. ¡Genial!.

  5. Nando Sierra

    Encantado con tu paseo por el Berlín no turístico. Creo que te lo he escrito aquí alguna otra vez: lo mejor de lo que haces en este blog no es solo que no nos aburres todo el rato con disquisiciones pseudo sesudas sobre política, economía o los cambios de gobierno por poner algún ejemplo. No, lo mejor es lo que nos cuentas, los temas que eliges y el enfoque qe les das, siempre con una mirada diferente a la de los demás. Siempre por el lado no convencional y ahora, el Berlín de los berlineses, ese que no viene en los recorridos para turistas. Y por si fuera poco el cómo nos lo cuentas, están siempre tus maravillosas ilustraciones. Esta vez, has rizado el rizo: ha sido como estar de paseo contigo por el parque del muro. Si alguna vez aterrizo por Berlín, será una de las primeras cosas que busque, te lo aseguro.

  6. Cronos

    Jo tía, mola un montón esto que has puesto de Berlín. Menudo ambientazo. Me están dando ganas de ir con los amiguetes y ponernos allí a hacer el cabra (de buen rollito, claro), pero hacer música y todo. Es estupendo que cada uno haga lo que le apetece, que nadie diga nada, todos con su rollo, y la gente encima divertida a tope. No me extraña que te guste tanto Berlín si andas en ambientes como el que nos has traído a tu blog. Me lo he pasado de p… madre leyendo y viendo eso. Creo que aquí no es posible encontrar algo que se le parezca. Me gustaaaa!.

  7. Iñaki

    De nuevo en casa ¿verdad?. Me alegro de tu estupenda y gloriosa despedida de Berlín, de lo que nos has descubierto de aquella ciudad y de que estés de vuelta entre nosotros. Solo quería, en definitiva, darte la bienvenida y animarte a que no dejes de escribir. No caigas en brazos de la vagancia «bloguera» porque tenemos que seguir leyéndote.

  8. José Luis «Jolo»

    Hola, viajera. ¿Buena vida te pegas tía!. O eso parece, porque además en los sitios que visitas te haces ambiente enseguida ¿no es cierto?. Esta vidilla del parque que nos enseñas es de lo más que he visto. ¡Ya podíamos tener por aquí algo parecido en que el personal hace lo que le pinta, sin molestar a nadie!. Y en algunos casos, dándole a la música y con los aplausos del contribuyente. Me ha encantado. Vamos, que yo querría algo así en mi ciudad. Luego dicen que los alemanes son cabezas cuadradas como si no hubiera sitio en sus vidas para la improvisación y el montárselo cada uno a su aire. Ya he aprendido algo nuevo, que es que no hay que fiarse de los tópicos.

  9. Loli Delgado

    Ay, que añoranzas he pasado con tu post!, sobre todo con las fotos y los videos. Ha habido algún momento en que casi se me saltaban las lágrimas. El caso es que estuve estudiando allí todo el año pasado con una beca y he estado en el Mauerpark un montón de veces. Y es tal como lo describes. Y ese ambientazo diferente que se ve en las fotos, cada pandilla con su rollo. Ahí, en Berlín he pasado yo muchos de los mejores ratos de mi vida. Es fantástico, solo pienso en volver. ¡Si hasta me he puesto nerviosa viendo el post!. ¡Seré boba!. Pero es que no te imaginas lo que ha sido encontrar esto de repente.

  10. Sacristán

    Me ha entretenido mucho su trabajo sobre el ambiente de Berlín. No lo conocía, aunque he estado allí en tres ocasiones, pero claro, lo que haces siempre es visitar los sitios clasicos: los museos, el Reistach, la torre de la televisión , las calles de moda… y trabajar, porque las tres veces he ido a reuniones de trabajo y por suerte nos dejaban tiempo para hacer algo de turismo. Pero no podía imagnar que existiera un lugar como el que nos ha mostrado. Una nueva experiencia para mí que me ha agradado mucho.

  11. Alma María

    Muy pintoresco lo que nos enseña sobre ese parque de Berlín y el ambiente que allí se respira. Personalmente, creo que no es muy diferente a lo que podemos encontrar por aquí. ¿Se ha dado usted alguna vez una vuelta por el parque del Retiro un domingo por la mañana?. Es una fiesta continua en algunas zonas. Así que creo que también es bueno mirar lo que tenemos en casa y valorarlo, porque a lo mejor, hasta es más pintoresco y variado que lo de fuera. Sin intención de molestar, que conste.

  12. Blancanieves

    Nunca pensé que, con la fama de serios y cuadriculados que llevan los alemanes, pudiera haber un lugar donde cada uno anda a su rollo, donde se improvisa, se ríe y se divierte y todo resulte tan informal y relajado. Muy buen ambiente, me ha gustado mucho la libertad que allí se respira. Como dice el refrán, nunca te acostarás, sin saber una cosa más. Y esta ha sido una lección que me ha encantado.

  13. Blancanieves

    Miro y vuelvo a mirar de vez en cuando a ver si hay alguna novedad en el blog y nada. ¿Que tiene Madrid que desde el regreso ni una sola letra?. ¿Abrumada por la situación que se vive aquí, al lado de la algo mas idílica (supongo) de Alemania?. ¡Por favor, es necesario escribir de tantas cosas!. Seguiré consultado la página para ver si tengo suerte.

  14. Me gusta siempre la informacion que saco de aqui :), gracias, besos desde un pueblecito de Sevilla!